Consejos para adelgazar: Nunca más rebañar el plato

Rebañar el plato es uno de esos hábitos que, por mucho que nos haya gustado la receta, pueden hacer que demos al traste con la dieta. A la hora de hacer dieta, por ejemplo, el pan es uno de los alimentos que más dudas suele suscitar sobre si engorda o no. La respuesta es que el pan no engorda, pero si las salsas o los restos de comida que rebañamos del plato. Las salsas no solo aportan grasas, también calorías. Por eso, si estamos a dieta, lo primero es apostar por métodos de cocción más saludables, menos grasientos y con aderezos menos calóricos; y en segundo lugar, tomar las raciones justas de comida, sin excesos. Para ello, un buen truco es comer en platos más pequeños o platos de postre. Cuanto mayor es el plato, más peligro de llenarlo y de comer más de lo que necesitamos.

Y no solo la elección del tamaño del plato, también el color, ya que algunos estudios han apuntado a que elegir vajilla de color oscuro nos hace comer menos. Otra opción recomendada por los expertos en nutrición para no pasarse con las raciones es presentar la comida en porciones más pequeñas. Y es al dividir la comida en muchas porciones de manera inconscientes nos sentimos saciados mucho antes que si viéramos la comida en porciones mayores. En otras palabras, trocear los alimentos en porciones más pequeñas puede resultar beneficioso cuando estamos a dieta para perder unos kilitos de más.

Comer despacio

Tendemos más a caer en la tentación de rebañar el plato cuando comemos deprisa, y esto es debido a que nuestro cerebro no ha recibido el aviso del estómago de que ya está hecho. La sensación de saciedad no aparece nada más ingerir los alimentos, sino que tarda unos 20 minutos, motivo por el que si comes con prisas comerás más. De igual manera que no hay que saltarse ninguna comida para que nuestro metabolismo funcione como un reloj, hay que dedicarle tiempo, al menos 20 minutos a cada comida.

Un estudio realizado en Texas, y publicado en el Journal of the Academy of Nutrition and Dietetics, constató que comer despacio nos hace beber más agua. El agua no solo no aporta calorías sino que, al comer despacio, produciría la distensión del estómago contribuyendo a ingerir menos alimentos.

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