Drunkorexia: Anorexia y alcohol, doble riesgo

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Drunkorexia: Anorexia y alcohol, doble riesgo. Detrás de este nombre se esconde un nuevo trastorno alimenticio que, si no se diagnostica y trata, puede multiplicar los riesgos para la salud que ya entrañan de por sí, y de manera individual, los problemas de anorexia o alcoholismo. Un trastorno en el que se sustituyen las calorías que nos reportan los alimentos por las de las bebidas alcohólicas. Entre los riesgos, los especialistas alertan de que el hígado y el corazón de las mujeres son muchos más vulnerables ante estos trastornos.
 
La drunkorexia, un nuevo trastorno o desorden alimenticio, aúna otros dos trastornos, el de la anorexia y el abuso del alcohol. El Instituto de la Obesidad lo define como un trastorno en el que los pacientes tienden a sustituir las calorías de los alimentos por las de las bebidas alcohólicas. En otras palabras, dejan de comer creyendo que de esta manera podrán beber sin que esto se traduzca en un aumento de peso. Pero a cambio, como subrayan los especialistas, ponen en serio riesgo su salud.
 
Detrás de la drunkorexia hay un trastorno en el comportamiento y la relación con la comida. Además de una dieta desequilibrada, los pacientes con drunkorexia comparten otras características, como el abuso o consumo de bebidas alcohólicas como sustituto de la comida. Además de lo perjudicial que puede resultar la ingesta desmesurada de alcohol, también se suma el aporte de calorías del alcohol, en torno a 7 kilocalorías por cada gramo de alcohol. O lo que es lo mismo, un vaso de vino (en torno a 125 mililitros) supone unas 80 calorías y una lata de cerveza (330 mililitros) en torno a las 110 calorías.
 
Con la idea errónea, y hasta peligrosa para la salud, de compensar las calorías de las bebidas alcohólicas y evitar ganar peso, los pacientes comienzan a dejar de ingerir alimentos durante horas o a comer poco a lo largo del día.
 

Drunkorexia: Consecuencias

Entre los problemas de salud que puede conllevar este nuevo trastorno, hay dos órganos que se pueden ver especialmente afectados, sobre todo en el caso de la mujer. Y es que el hígado y el corazón femenino son mucho más vulnerables al abuso de alcohol. Así, según el Instituto de la Obesidad, el hígado de la mujer, aunque consuma una cantidad menor de alcohol y durante menos tiempo, sufre mucho más que el hígado del hombre. La explicación a esto se encuentra en que la sangre de la mujer absorbe hasta un 30-50% más de alcohol que la del hombre.
 
Algo similar le sucede al corazón, órgano que también es mucho más vulnerable al consumo de alcohol desmesurado, lo que sumado a una inadecuada alimentación puede ponerlo en serio riesgo. Los expertos apuntan a que con un consumo hasta un 60% menor el corazón femenino puede ser igual de vulnerable a padecer una cardiopatía que el corazón masculino.
 
El problema de la drunkorexia es todavía poco conocido, si bien su diagnóstico está aumentando entre los más jóvenes. El diagnóstico certero es el primer paso para un tratamiento en el que también debe intervenir un especialista en psicología, ya que en estos casos también se debe tratar la adicción, las pautas erróneas adquiridas y los problemas asociados a la anorexia. Precisamente, recuperar el equilibrio nutricional es uno de los objetivos prioritarios del tratamiento.

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