Embarazo y anorexia: consejos para superarlo

Anorexia y embarazo es una combinación que puede resultar peligrosa para la salud de la madre y del futuro bebé. La anorexia es uno de los trastornos alimentarios más conocidos y frecuentes y entre cuyas consecuencias se incluyen las dificultades que se pueden presentar tanto para conseguir un embarazo natural como para llevarlo adelante. Los desórdenes alimentarios pueden provocar problemas de infertilidad, amenorrea (ausencia de menstruación) y pérdida de la líbido, así como aumentar los riesgos de padecer síndrome de ovario poliquístico. Teniendo en cuenta que en la mayoría de los casos la anorexia en la mujer se presenta en edad fértil, el embarazo es una posibilidad que no hay que descartar. ¿Cómo actuar ante un embarazo cuando se padece un trastorno alimentario como anorexia?

Padecer un problema de salud como anorexia puede aumentar durante el embarazo los riesgos de:

  • Padecer diabetes gestacional.
  • Complicaciones durante el parto y aumento de las probabilidades de parto por cesárea.
  • Sufrir preeclampsia.
  • Padecer ictericia.
  • Depresión postparto.
  • Más riesgo de aborto.
  • Bebés con bajo peso al nacer.
  • Muerte perinatal o fenómeno del Stillbirth.
  • Separación de la placenta.
  • Más riesgos de ceguera y discapacidad mental en el recién nacido.

¿Cómo superarlo?

Quedarse embarazada puede ser el mejor argumento para que la mujer que padece anorexia comience a preocuparse realmente por su salud y afronte su problema. En estos casos, la mujer se cuida más al tomar conciencia de que su trastorno puede tener repercusiones en el bebé. Es fundamental que la futura madre sea totalmente sincera con el médico y explique detalladamente los síntomas. A partir de ahí, hay que seguir al pie de la letra las recomendaciones médicas, especialmente en lo relativo a la dieta, evaluando el estado nutricional de la madre para determinar el aporte energético adecuado para ella y para el desarrollo del bebé. Durante el embarazo es conveniente contar con la ayuda extra del nutricionista, psicólogo y psiquiatra para reforzar la actitud positiva para sobrellevar la gestación con las menores complicaciones y reducir la sintomatología. Un seguimiento que se debe mantener durante el posparto y al menos los tres primeros meses de crianza.

El entorno de la mujer (pareja, familiares, amigos) también es un apoyo importante para afrontar el embarazo y no tener recaídas con la alimentación.

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