Herpes gestacional: Síntomas, tratamiento y cómo reconocerlo

El herpes gestacional, o penfigoide gestationis, es una patología autoinmune de la piel que afecta a las mujeres embarazadas. Se manifiesta en forma de ampollas (las cuales si se rompen dejarán heridas y costras), provocando una intensa y molesta erupción, acompañada de picor y enrojecimiento. Un trastorno que no debemos subestimar porque se asocia con un mayor riesgo de parto prematuro y complicaciones en el recién nacido (por ejemplo, bajo peso al nacer). Por lo general se produce durante los meses de gestación, pero también puede producirse en el periodo inmediatamente posterior al parto. ¿Cuáles son los síntomas para detectar el herpes gestacional?, ¿cuál es el mejor tratamiento?

Síntomas

¿Cómo reconocer el herpes gestacional? Se considera una enfermedad rara, por su baja incidencia, ya que, según datos médicos, se estima que afecta aproximadamente a uno de cada 50.000 embarazos. No se conoce con exactitud cuál es la causa que la provoca, si bien se considera que puede tener un componente genético. Los síntomas que la caracterizan son: picazón intensa, enrojecimiento y aparición de ampollas. Suelen aparecer alrededor de la zona del ombligo, pudiendo extenderse al resto del cuerpo (piernas, brazos y manos incluidas). Ya de por sí hay que recordar que el propio embarazo provoca alteraciones de la piel (estiramiento de la piel a medida que avanza la gestación y crece la barriga). Para un diagnóstico preciso, se recomienda consultar inmediatamente al ginecólogo.

Tratamiento

¿Cómo tratar el herpes gestacional? Hay que señalar que, en la mayoría de los casos, el herpes gestacional remite sin necesidad de ningún tratamiento en un plazo de unas semanas o unos pocos meses.

En otros casos, sin embargo, puede ser necesario recurrir a un tratamiento farmacológico, siempre bajo la estricta supervisión médica, ya que hay que recordar que durante el embarazo tomar medicamentos puede tener efectos contraproducentes. En estos casos, en particular, el médico generalmente prescribe terapia con corticoides, vigilando que el embarazo no conlleve riesgo de diabetes o de hipertensión arterial. En caso de recurrir a remedios naturales para aliviar los síntomas, también hay que consultar al médico, ya que durante el embarazo pueden tener pequeñas contraindicaciones y efectos secundarios.

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