Temperatura basal: Qué es y porqué medirla

La temperatura basal, o temperatura corporal basal, es la temperatura que alcanza el cuerpo de la mujer en reposo después de la liberación de un óvulo (ovulación), momento propicio para quedarse embarazada. La elevación sostenida de la temperatura basal se debe a la acción de la progesterona (en la ovulación eleva la temperatura entre 0,2 y 0,5 ºC) durante el ciclo menstrual, y su medición es la base del denominado método de temperatura basal.

Este método es utilizado para saber cuáles son los días más fértiles de la mujer y, por tanto, con más probabilidades de lograr un embarazo si estás buscando ser mamá. Para controlarlo, puedes usar una de las apps para controlar tu ciclo menstrual. La temperatura basal corporal se toma a la misma hora cada mañana, inmediatamente después de despertar y antes de levantarse o realizar cualquier actividad.

Por qué medirla

¿Por qué medir la temperatura basal? Un correcto seguimiento de la temperatura corporal basal de la mujer permite identificar tanto el momento de la ovulación como el periodo infértil postovulatorio. Cuando se produce un cambio brusco de la temperatura, desde el nivel más bajo al más alto, es la fase de la ovulación. El tercer día de temperatura alta y sostenida (en concreto, tres temperaturas consecutivas por encima de las seis precedentes) indica el final de la fase fértil, por lo que, según el método de temperatura basal, las posibilidades de quedarse embarazada al mantener relaciones sexuales sin protección es muy bajo (es la que se denomina fase infértil tras la ovulación y que dura hasta la menstruación). En la primera parte del ciclo entre la regla y la ovulación sí hay probabilidades de embarazo, ya que la temperatura basal no avisa en los días previos a estar en la fase de ovulación.

Toma de la temperatura basal

Lo más recomendable es utilizar un termómetro digital, con alarma para avisar del término de la toma de temperatura y, a ser posible, con memoria. Entre los consejos a seguir para hacerlo correctamente:

  • Tomar la temperatura por la mañana después de, al menos, tres horas de reposo y una hora si antes has realizado una actividad liviana.
  • Tomar la temperatura siempre a la misma hora (a ser posible entre las 4 y las 11 de la mañana).
  • Utilizar el mismo termómetro a lo largo de todo el ciclo, así como tomar la temperatura en el mismo lugar (oral, debajo de la lengua, vaginal).
  • Anotar cada día la temperatura, así como cualquier observación o particularidad (por ejemplo, si un día se toma a una hora distinta).

A la hora de valorar la idoneidad de este método, es fundamental seguir un estricto control de la medición de la temperatura, ya que de lo contrario resultará poco útil. Es un método que no se recomienda en casos de ciclos irregulares.

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