La emotiva carta de un hombre a su esposa tras abandonarlo

Ser madre es el trabajo más duro que existe, pero también el menos reconocido y valorado. Un hombre pudo sentir la presión y el empeño que conlleva ser madre, aunque ya era demasiado tarde. No te pierdas la emotiva carta de un hombre a su esposa tras abandonarlo.

El esfuerzo de las madres de todo el mundo
Las madres realizamos un trabajo que supera con creces cualquier profesión. No sólo debes encargarte cada día del cuidado y la educación de tu hijo, sino que también tienes que realizar tareas domésticas, como limpiar o recoger los juguetes que van dejando por ahí los pequeños, especialmente si tu pareja trabaja demasiado y llega agotada a casa. Fue precisamente el cansancio de un hombre lo que generó una disputa entre ambos. Tras afirmar que había tenido un día difícil en el trabajo, pidió a su mujer que no lo molestara, alegando que ella sólo “jugaba a las muñecas durante todo el día” mientras él trabajaba duro. No te pierdas la carta al completo que te mostramos a continuación.

Carta de un hombre a su esposa
Mi amor:
Hace dos días tuvimos una fuerte discusión. Yo había llegado cansado de los problemas del trabajo. Eran las 8:00 de la noche y lo único que quería era sentarme en el sillón para ver el partido.
Al verte te encontré agotada y de malas. Los niños estaban peleando y el bebé lloraba mientras tú lo tratabas de dormir. Yo sólo subí el volumen de la tele.
“No estaría mal que me ayudaras un poco y que te involucraras más en la crianza de tus hijos”, me dijiste con lágrimas en los ojos mientras bajabas el volumen de la tele. Yo, enojado, te contesté que “yo me paso todo el día trabajando para que tú puedas quedarte a jugar en casa a las muñecas”.
La discusión se hizo larga. Tú llorabas de coraje y cansancio. Yo dije cosas crueles. Me gritaste que ya no podías más. Te fuiste de la casa llorando y me dejaste solo con los niños.
Tuve que darles de cenar y prepararlos para dormir. Al día siguiente aún no habías regresado, así que tuve que pedir el día libre a mi jefe y quedarme a cuidar de los niños.
Viví los berrinches y los llantos. Viví el estar corriendo sin parar y no tener un momento ni para bañarse. Viví el tener que preparar la leche, vestir a un niño y limpiar la cocina al mismo tiempo. Viví el estar encerrado todo el día sin hablar con nadie mayor de diez años. Viví el no poder comer tranquilo, sentado en una mesa y a mi tiempo por estar persiguiendo a un niño. Viví el estar tan agotado física y mentalmente que sólo deseaba dormir durante veinte horas seguidas y no tener que despertarme a las tres horas porque el bebé estaba llorando. Viví dos días y dos noches en tus zapatos y te puedo decir que ahora lo entiendo.
Entiendo tu cansancio. Entiendo que ser mamá es una renuncia constante. Entiendo que es más agotador que diez horas entre tiburones empresariales y decisiones económicas. Entiendo la tristeza de renunciar a tu profesión y a tu libertad económica por la crianza de tus hijos. Entiendo la incertidumbre que sientes de que tu economía ya no depende de ti, sino de tu pareja. Entiendo los sacrificios de no tener tiempo de salir con tus amigos, hacer ejercicio o dormir toda la noche completa. Hasta entiendo el enojo de que mi madre critique tu forma de educar a nuestros hijos porque nadie va a saber qué es lo mejor para sus hijos que su propia madre. Entiendo que al ser mamá llevas la carga más pesada de la sociedad. La que nadie reconoce, ni valora, ni remunera.
Te escribo esta carta no sólo para que regreses porque te extraño, sino porque no quiero que pase otro día más sin que te diga antes de acabar el día: “Eres muy valiente, tienes toda mi admiración y lo haces muy bien”. Te admiro como no tienes idea. Te amo.

¿Qué te ha parecido esta carta? Te recomendamos que también eches un vistazo a la carta para la chica del bañador verde.

Impostazioni privacy