La desigualdad de género: Cómo se manifiesta en las relaciones

En el día a día las mujeres sufrimos desigualdad de género, en el ámbito laboral, en el ámbito de la salud y también en nuestras relaciones sentimentales. Hay casos en los que esta desigualdad se torna en violencia psicológica, física, patrimonial, económica o sexual. En cualquiera de estos casos es importante que acudas a un centro especializado contra violencia de género y pidas ayuda para salir de esta situación. Sin embargo, la violencia machista está tan normalizada que comunmente sufrimos micromachismos, que no están tipificados en ninguna ley, pero que nos violentan, fomentando la discriminación por razones de género y la continuación de la desigualdad de género en nuestras relaciones.

Tipos de micromachismos

Los micromachismos son difíciles de identificar, por eso es importante conocerlos. Se suelen diferenciar cuatro tipos de micromachismos:

  1. Micromachismos utilitarios: afectan al ámbito doméstico y está muy relacionado con los cuidados hacia otras personas, de forma que se abusa de las impuestas capacidades femeninas de servicio, naturalizando su trabajo como cuidadora, y obviando las responsabilidades del hombre en los cuidados del hogar y la familia. Por ejemplo: cuando la pareja hombre dice: «Cariño, te he puesto la lavadora», evidencia que el hombre está ayudando porque le apetece en una función que es propia de la mujer.
  2. Micromachismos encubiertos: son mucho más sutiles y buscan la imposición de las “verdades” masculinas para hacer desaparecer la voluntad de la mujer. Por lo general, cuando se perpetran este tipo de micromachismos sin que la pareja esté siendo consciente, la mujer suele terminar por ceder y renunciar a sus deseos y necesidades. Este tipo de micromachismos se encuentran en los silencios, los paternalismos, el «ninguneo» y el mal humor manipulativo e incluso las mujeres pueden reproducirlo. Por ejemplo, cuando una madre le dice a su hijo o hija: «Calla, que papá está enfadado y viene muy cansado».
  3. Micromachismos de crisis: se producen en momento de discusiones o crisis de pareja, cuando se torna la balanza de la desigualdad favorable a la pareja varón. Por ejemplo: «Si te pones a trabajar, tú sabrás qué hacer con la limpieza de la casa, es tu problema».
  4. Micromachismos coercitivos: la pareja masculina usa la fuerza moral, psíquica o económica para ejercer su poder sobre la mujer, limitando su libertad y restringiendo su capacidad de decisión. Afectan el espacio de tiempo de las mujeres, que deben ceder ante las necesidades del hombre. Por ejemplo, quién ocupa el mejor sillón de la casa, quién tiene el mando de la televisión, quién se sienta presidiendo la mesa, cuando un hombre abre las piernas al sentarse en el metro reduciendo el espacio de la mujer que se sienta al lado…

Cómo se manifiesta en las relaciones la desigualdad de género

Siguiendo los tipos de micromachismos hemos preparado algunas situaciones donde se puede manifestar la desiguadad de género, lo que no significa que sean las únicas. Ante estas situaciones, debes estar alerta y buscar la ayuda necesaria si te sientes violentada psicológicamente o de alguna otra manera.

  • Se enferma tu hijo/a y eres tú la que pides permiso en el trabajo porque él no puede. Esta situación es muy habitual, ya que se otorga la responsabilidad del cuidado a las mujeres, mientras que los hombres sienten mucha más libertad de decir que no irán. Esta situación repercute directamente en la promoción profesional de las mujeres en su trabajo, impidiendo desarrollarse adecuadamente. Lo ideal es que ante este tipo de situaciones ambos se turnen.
  • Tenéis un hijo/a y decides dejar de trabajar o coger toda la reducción de jornada porque él gana más. La discriminación salarial por razón de género es un hecho en España y esto suele influir directamente en el desarrollo profesional de las mujeres.
  • Ante una negociación no hay igualdad de condiciones. En una negociación de pareja ambos deben estar en la misma igualdad de condiciones, es decir, ambos deben sentir que ganan algo y no renuncia uno para que el otro gane.
  • Sientes que la responsabilidad de la casa es tuya, aunque te ayude. No se trata de que te ayude, se trata de que juntos colaboréis y os responsabilicéis de las tareas del hogar. Organizar qué tareas hay que hacer y estar pendiente de que se hagan también es parte del trabajo del cuidado del hogar.
  • Cuando salís a cenar le pasan la cuenta a él, incluso aunque seas tú la que pagues. Aunque esto no es culpa de tu pareja, lo cierto es que es muy incómodo para una mujer que sucedan este tipo de situaciones, que las ubican siempre en una posición de inferioridad económica con respecto a su pareja varón. Además, el silencio del hombre ante esta situación o su imposibilidad de verla como injusta es un tipo de micromachismo.
  • Se ríe cuando das opiniones. Esto es un tipo de violencia psicológica. Tus opiniones son tan válidas como las suyas y las de cualquier persona, por lo que debe respetarlas.
  • Él tiene tiempo para salir a correr, quedar con amigos o hacer alguno de sus hobbies pero tú no tienes tiempo de nada. Si te sientes así, haz una valoración apuntando cuánto tiempo de ocio tiene él a la semana y con cuánto tiempo cuentas tu. Si las razones tienen que ver con responsabilidades de pareja, es importante que comiences a hacer algo al respecto. Debe existir un equilibrio entre ambos.
  • A tu hija le pide que ayude con las tareas de la casa pero a tu hijo no. Para fomentar una sociedad libre de machismo es importante que los niños aprendan los valores de igualdad y compromiso en su entorno familiar. Una de las responsabilidades de los padres es educar hijos libres de prejuicios sexistas y machistas.

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