Dependencia emocional: Cómo funcionan los grupos de ayuda

La dependencia emocional o codependencia es un trastorno que genera una adicción hacia otra persona y, con ello, la necesidad continua de afecto y atención. La vida de una persona dependiente emocional gira en torno a esa relación y al miedo a la ruptura y a la soledad.

Contrariamente a lo que se pueda pensar la dependencia emocional no afecta solo a las relaciones de pareja, la codependencia también puede darse en las relaciones familiares (por ejemplo, las madres que se vuelcan con sus hijos y se niegan a verlos como adultos) o de amistad. La dependencia emocional afectiva no debe subestimarse y debe considerarse tan peligrosa como cualquier otra adicción (alcohol, drogas, nuevas tecnologías…), por lo que es importante buscar ayuda profesional. Las terapias psicológicas y los grupos de ayuda pueden ser la solución.

Síntomas de la dependencia emocional

  • Necesidad desmesurada de la otra persona
  • Idealización de la otra persona
  • Miedo a la soledad
  • Miedo a la ruptura o al rechazo
  • Celos y deseo de exclusividad
  • Anteponer las necesidades ajenas a las propias
  • Ilusionarse de manera desmedida con las relaciones amorosas
  • Prioridad de la pareja lo que lleva al dependiente a no vivir su propia vida
  • Baja autoestima e inseguridad
  • Baja tolerancia a la frustración
  • Cambios bruscos de estado de ánimo
  • Rechazo a los cambios
  • Miedo a no valer nada sin la otra persona
  • Excesivamente autocríticas
  • Sentimiento de culpabilidad ante el rechazo

Grupos de ayuda para dependientes emocionales

Para superar la dependencia emocional, el primer paso es reconocer que eres una persona dependiente y que has establecido una relación poco sana, desigualdad y en muchas ocasiones sin futuro. Dejar de vivir tu vida, renunciar a tus sueños, solo conduce a la infelicidad. ¿Qué hacer?, ¿qué beneficios brindan los grupos de ayuda?

  • El primer beneficio de los grupos de ayuda, al igual que las terapias de grupo, es precisamente el sentirse parte del grupo e identificarse en las experiencias compartidas. En muchas ocasiones, tendemos a pensar que nuestro problema es único, pero ni mucho menos.
  • Sentirse valorado y apoyado es otro de los beneficios indiscutibles.
  • Permite a los miembros del grupo sentirse comprendidos.
  • Aprender a aceptar sin juzgar.
  • Los grupos de ayuda favorecen la participación y estimulan a compartir lo vivido.
  • Los grupos de apoyos, integrados por hombres y mujeres, aportan un espacio de conversación y reflexión para revertir la situación.

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