Mucho se ha hablado en estos días del juego del muelle o ruleta sexual. Difundido entre los más jóvenes a través de un vídeo de whatsapp, este peligroso juego (que más que un juego podríamos definir como práctica sexual de grupo), está en boca de todos, y no sólo por cuanto sucedido hasta ahora o por la índole de su contenido, sino por la reflexión a la que indirectamente nos conduce: ¿Qué está pasando entre los jóvenes?, ¿cuál es la causa de una conducta tan temeraria?, ¿es posible que, a día de hoy, en una sociedad de sobrecarga informativa exista tanta ignorancia entre los adolescentes en materia de relaciones sexuales? A estas y otras preguntas hemos querido dar espacio en nuestra revista para poder, en la medida de lo posible, arrojar un poco de luz sobre este espinoso tema que nos afecta a todos.
En qué consiste el juego del muelle
El vídeo que circula por las redes sociales, muestra a tres chicos jóvenes de unos 16 o17 años tumbados en el suelo con los pantalones bajados, esperando el momento del comienzo del juego. Al otro lado, tres chicas de la misma edad esperan que comience la música para empezar el juego. Cada una, sin protección ni estimulación previa, se acerca a cada uno de los muchachos dando inicio a una penetración sin preservativo de la duración de 30 segundos. Cuando pasa el tiempo de la primera ronda, se intercambian, a modo de ruleta, y así van pasando de chico a chico. El chico que eyacule primero pierde. Gana el que aguante más.
Este video comenzó a circular el pasado verano 2016 y parece que se filmó en un piso de Fuenlabrada, en la zona de Madrid. Entre los jóvenes, lo llaman el juego del muelle o la ruleta sexual y, aunque aún no se considera una práctica extendida entre los jóvenes madrileños, las autoridades sanitarias advierten que hay que tener especial cuidado. En los hospitales madrileños se habla de un aumento considerable del número de casos de jóvenes menores de edad embarazadas en 2016. Aunque aún es difícil determinar si este tipo de práctica sexual sea la causa principal de este incremento, advierten de que cada vez es mayor el porcentaje de jóvenes con enfermedades de transmisión sexual tratados en los hospitales, por lo que es importante llamar la atención y abrir un debate sobre las consecuencias de este tipo de comportamientos.
Qué riesgos y consecuencias conlleva el juego del muelle
Para muchas y muchos jóvenes puede parecer un juego inofensivo, con el que “simplemente” se divierten, confundiendo el significado de la libertad sexual con situaciones que incluso pueden llegar a ser causa de futuros traumas o problemas psicológicos durante la edad adulta.
La primera consecuencia: Trauma sexual
Uno de los problemas del aprendizaje sexual de los jóvenes actuales es la cantidad de exposición a imágenes sexuales estereotipadas y cosificadas sobre lo que significa una relación sexual. A través de la televisión, las redes sociales o las películas, asumen que las relaciones sexuales se limitan a la penetración y que no necesariamente se debe practicar sexo con personas hacia las cuales se siente algún tipo de atracción (ya sea física o sentimental) sino que se trata de “una forma de diversión”. Pero lo que estos jóvenes no han aprendido, es que la diversión no implica la estupefacción ni el sometimiento a ciertas reglas pre establecidas. De ahí que este juego suela acompañarse siempre con el consumo de alcohol y, en el peor de los casos, drogas. La diversión se produce en el momento en que las personas que practican sexo lo hacen de manera totalmente libre y en el respeto de ambos participantes.
Muchos expertos expresan que es necesario mejorar la educación sexual de los jóvenes, para que libertad sexual signifique respeto por uno mismo y por el otro. Este tipo de prácticas denigran la libertad sexual, transformándola en un mal entendido libertinaje por parte de los jóvenes que puede poner en riesgo sus relaciones sexuales no sólo en el presente, sino también en el futuro.
Probablemente, muchos de los que deciden participar en este tipo de juegos, no siempre se sienten completos psicológicamente al hacerlo. De hecho, necesitan estimulantes externos como alcohol o drogas para “imaginarse” que lo están pasando bien y sentirse eufóricos. Y es que el sentimiento de culpa, puede llegar a invadirlos tras el juego. Además, iniciar tu etapa sexual de esta forma tan frívola, sin sentimientos de por medio, puede derivar en una futura vida sexual llena de temores y traumas, que pueden generar estados emocionales depresivos.
Segunda consecuencia: Enfermedades de transmisión sexual
Las autoridades afirman que se está practicando el juego del muelle sin ningún tipo de seguridad. Pero incluso, aunque se hiciera con preservativo, para las mujeres sería mucho más peligroso, pues como ellas son las que rotan, están entrando en contacto constante con las secreciones vaginales de las demás. Por lo que si alguna de ellas tuviera una enfermedad de transmisión sexual, como el VIH, hepatitis C, gonorrea, sífilis, virus de Papiloma Humano (VPH) u otras infecciones vaginales como la candidiasis, también las demás estarían expuestas a un elevado peligro de contagio.
Al estar al comienzo de sus vidas sexuales, los adolescentes no suelen acudir de forma regular al médico especialista, no se someten a pruebas de detección de enfermedades sexuales y no tienen completa consciencia de lo que una enfermedad de transmisión sexual puede llegar a provocar. Asimismo, muchos adolescentes no conocen por completo las formas en que se pueden transmitir este tipo de enfermedades, y creen que con un preservativo, con penetración sin eyaculación o con el simple roce no hay riesgo, cuando de hecho, sí los están corriendo.
Tercera consecuencia: Desgarros vaginales y problemas de eyaculación
Una idea cosificada sobre el sexo, puede hacer creer a muchas mujeres jóvenes sin experiencia que la penetración directa es la única manera de practicarlo y que es la mejor forma de empezar un encuentro sexual. El juego del muelle es así, “obliga” a las mujeres a comenzar un coito directamente con penetración, lo que es totalmente contraproducente para la salud de las mujeres. Al ser penetradas sin ningún tipo de excitación previa, ésta puede producir vaginismo, es decir, desgarros y heridas en la vagina, ya que se encuentra contraída en el momento de la penetración. Esto además de provocar un intenso dolor inmediato, puede afectar a la salud sexual de las mujeres a medio y largo plazo, impidiéndoles tener relaciones sexuales en el futuro con normalidad, pues la pared vaginal queda dañada. También puede producir infecciones y otros problemas ginecológicos que se pueden agravar si no se atienden a tiempo.
En cuanto a los hombres, a parte de un incorrecto aprendizaje sobre lo que significa tener relaciones sexuales, físicamente les puede afectar a medio y largo plazo en su función eréctil. El hecho de que tengan relaciones de esta manera, intentando tener un control de la eyaculación en un entorno inadecuado para una relación sexual saludable, puede producirles problemas de erección que les afectarán en el futuro.
Cuarta consecuencia: Embarazos indeseados
Una persona adulta desde el punto de vista sexual, no tendría ninguna duda sobre el alto riesgo de embarazo no deseado al que el juego del muelle nos expondría. Sin embargo, algunos adolescentes aún no comprenden las consecuencias de esto, y piensan que “no pasará nada” o que “a mí esto no puede pasarme”. La sensación de ser invencible combinada con una inadecuada educación sexual y un escaso apoyo sobre estos temas en el ámbito familiar, puede hacer que practiquen el juego sin pensar en ninguna de las consecuencias.
Las autoridades sanitarias aún no saben si el incremento de embarazos en adolescentes se debe a este tipo de juegos sexuales, pero ya es un hecho que cada vez hay más jóvenes que llegan a las clínicas con la frustración de tener un embarazo no deseado. Algunas de ellas decidirán abortar, lo que podría derivar en futuros problemas psicológicos de aceptación y sentimiento de culpa mientras que otras optando por quedarse con el hijo deberán hacer frente a toda una serie de consecuencias sociales que les acompañarían durante el resto de sus vidas, tanto a ella como al padre, si es que el joven se responsabiliza del hijo, ya que, es bien sabido, que en muchísimos casos la joven acaba criando sola al bebé.
Si estás leyendo este artículo y eres adolescente, recuerda que un juego sexual no es verdaderamente un juego, es una relación sexual adulta en la que debe existir la suficiente libertad para practicarlo sin que se ponga en riesgo tu salud psicológica, emocional y física. Si eres en cambio padre o madre de uno de ellos, no tengas miedo de hablar con él o ella, de explicarle abiertamente lo que significa realmente el sexo y de advertirle ampliamente de las consecuencias de este tipo de juegos. Cuando se trata de nuestros jóvenes, debemos ser conscientes de que como sociedad adulta algo estamos haciendo mal, no nos echemos la culpa los unos a los otros “es culpa de los padres”, “es la escuela que no enseña”, “son las tecnologías“, reflexionemos todos juntos sobre cuáles son los valores que estamos transmitiendo a las nuevas generaciones y qué ejemplo les estamos dando, si seguimos distraídos en nuestros propios asuntos, el juego de muelle no será más que un caso entre tantos.