Remedios homeopáticos para el dolor de barriga

Todos, en algún momento, hemos padecido un molesto dolor de barriga, el cual además no conoce edad, ya que puede afectar a niños y adultos. Las causas que desencadenan el dolor de barriga pueden ser diversas, al igual que su intensidad. Lógicamente, si el dolor deja de ser pasajero y se convierte en recurrente conviene consultar con el médico. ¿Qué hacer para combatirlo? Los remedios homeopáticos son una alternativa que puede ayudar a mitigar las molestias.

Causas Los remedios homeopáticos a los que recurrir para el tratamiento del dolor de barriga dependen, lógicamente, de la causa que lo provoque. Estamos ante un trastorno que puede ser debido a varios factores. En primer lugar, puede ser una señal del síndrome del intestino irritable, a menudo vinculado a la mala digestión. En estos casos, también pueden aparecer síntomas como estreñimiento o diarrea o episodios alternos de ambos.

Otra posible causa del dolor de barriga es la mala alimentación. De hecho, ésta es la causa más común, la cual provoca un dolor ocasional de corta duración. Puede aparecer, por ejemplo, tras una comida copiosa o por la ingestión de alimentos que producen muchos gases intestinales, como la fibra y grasas. Además, el dolor de barriga también puede estar causado por problemas de estreñimiento, infecciones microbianas o intestinales, la ingesta de ciertos medicamentos, el estrés, la presencia de divertículos intestinales o quistes ováricos.

Remedios homeopáticos Para el tratamiento del dolor de barriga podemos tomar varios remedios homeopáticos. Entre ellos, el Nux vomica, especialmente adecuado para aquellos que tienden a descargar el estrés psicológico en el estómago.

Otra opción es la Ignatia amara (el haba de San Ignacio) o el Chelidonium. El Antimonium crudum se recomienda más para los casos en los que el dolor de barriga se debe a los excesos o atracones. Por último, Ipecacuanha, el remedio ideal en casos de náuseas y vómitos. En general, los remedios homeopáticos no tienen efectos secundarios ni contraindicaciones. Sin embargo, siempre conviene preguntar al médico antes de tomarlos, especialmente si estamos siguiendo algún otro tratamiento con fármacos. Esta recomendación es extensiva en el caso de los niños, a las personas mayores y las mujeres embarazadas.

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