La gingivitis, las infecciones o el exceso de bacterias son algunas de las causas más frecuentes de la halitosis o mal aliento. ¿Cuáles son sus síntomas y cuándo conviene extremar los cuidados? Y, sobre todo, ¿cuál es el tratamiento más efectivo?
La halitosis, además de molesta, puede ser incómoda. Un problema que tiene en el mal aliento su principal síntoma, pero que también puede ser la señal de otras molestias relacionadas con la salud bucal. Según los dentistas, 9 de cada 10 problemas de halitosis están relacionados con la cavidad bucal. ¿Cuál es el origen del 10% de los casos? Vamos a ver, a continuación, cuáles son las causas del mal aliento y qué podemos hacer para combatir este problema.
Halitosis: causas
Las causas bucales más frecuentes de la halitosis o el mal aliento son:
Hay otras causas que también pueden estar detrás de la halitosis, como los trastornos de las vías respiratorias (irritación de garganta, sinusitis…), trastornos hormonales y metabólicos (diabetes), problemas del sistema digestivo y dolencias hepáticas o renales. La xerostomía o boca seca también es una causa frecuente de halitosis, la cual también puede provocar sensación de ardor y dolor en la lengua, dificultades a la hora de masticar o un aumento exagerado de sed.
Halitosis: tratamientos
Una vez identificada la causa de la halitosis, será necesario aplicar un tratamiento adecuado. Pero, independientemente de la causa, la higiene dental es fundamental para reducir el número de bacterias que se acumulan en la boca. El cepillado debe hacerse de forma correcta (durante al menos dos minutos) y después de las comidas. El cepillo debe renovarse cada cuatro meses. También es aconsejable utilizar hilo dental para eliminar restos de comida entre los dientes, así como limpiar la lengua con un raspador lingual. Realizar gárgaras con un colutorio después del cepillado previene la placa bacteriana.
Para eliminar las bacterias también contamos con una serie de aliados en la despensa. Se trata de algunos alimentos que, por su textura y composición, eliminan bacterias. Así, por ejemplo, las frutas -especialmente, las manzanas, sandía, pera y kiwi- ayudan a limpiar los diente y a aumentar la producción de saliva. Las verduras, como el apio y la zanahoria, eliminan la placa. Las hierbas aromáticas (menta, perejil, tomillo, eucalipto, albahaca), refrescan el aliento y neutralizan el efecto de alimentos como el ajo. Y, por supuesto, hay que beber agua, para evitar la boca seca y sus riesgos.
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