Hay personas tóxicas. Personas que pueden llegar a robarnos energía, seguridad e, incluso, la autoestima. Personas que pueden llegar a desanimar, hacer daño con frases sarcásticas o críticas destructivas, alegrarse falsamente del éxito de los demás o manipular. Son solo algunas de las características de las personas tóxicas, un término con el que, en el año 1995, la doctora de la Universidad de Minnesota Lillian Glass, autora del libro ‘Relaciones tóxicas’, ponía nombre a los que también se han denominado vampiros emocionales. Personas que alimentan su autoestima a base de minar y manipular a los que tienen alrededor.
El psicólogo argentino Bernardo Stamateas, autor del libro ‘Gente tóxica’, subraya que las personas tóxicas fingen ser amigos, mostrando su lado más inocente, pero en realidad van tejiendo una tela de araña que nos envuelve y mina la seguridad, a través de comentarios sutiles, por ejemplo. En ocasiones, de hecho, no nos damos cuenta de manera consciente, pero lo cierto es que las personas tóxicas son capaces de hacernos sentir faltos de energía y deprimidos después de haber estado con ellas.
Características de las personas tóxicas
Se nutren de las emociones de los demás. Como si tuvieran un sexto sentido, son capaces de detectar las debilidades de la otra persona y, a partir de ahí, tratar de generar una dependencia emocional. La convivencia con una persona tóxica puede resultar muy difícil. Hay varios tipos de personas tóxicas (desde el narcisista al pesimista, por ejemplo), pero a la hora de realizar una perfil hay una serie de rasgos o actitudes que comparten la mayoría.
El chantaje emocional forma parte de su comportamiento cotidiano
Personas con una doble cara, ya que por un lado pueden mostrarse amables, y por otro lanzar críticas o rumores falsos en tu entorno. Carecen además de autocrítica.
A las personas tóxicas les gusta ser el centro de atención, y para ello no dudan en hablar continuamente de sí mismas.
Una actitud que se repite entre las personas tóxicas es su pesimismo y la tendencia a ver el lado negativo de todo. De hecho, son capaces de robarte la energía si tu actitud es más positiva. Con sus comentarios y críticas sutiles pueden hacerte dudar. Pueden llegar a convertir una situación cotidiana en un drama.
Es un rol en el que se sienten muy cómodas y lo explotarán, porque además es una forma de hacer chantaje emocional y llamar la atención de los demás.
Son dos rasgos emocionales muy presentes en las personas tóxicas o vampiros emocionales, a los que hay que sumar la soberbia. De hecho, las personas tóxicas no se sienten felices y tratar de cambiar la situación ejerciendo un control y una manipulación excesiva sobre los demás, en lugar de reflexionar sobre sus propios comportamientos.
Las personas tóxicas muestran una falsa alegría cuando alguien de su entorno (amigos, familiares) recibe una buena noticia o alcanza algún éxito en su vida. De hecho, la envidia que pueden sentir las personas tóxicas las lleva a responsabilizar a los demás de su situación.
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