Soñar despierto: ¿es bueno o malo?

Soñar despierto, fantasear, es bueno, pero lógicamente si al hacerlo no perdemos el contacto con la realidad. De hecho, si sabemos dirigir nuestras fantasías nos ayudarán a desvelar cuáles son nuestras aspiraciones y objetivos en la vida. Soñar despierto puede reportarnos ideas que en muchos casos no tienen que quedarse en la imaginación sino que podremos llevar a la práctica, a lo que hay que sumar que puede ayudar a nuestro cerebro a tomar decisiones siendo capaces de imaginar las posibles consecuencias. La pregunta es, ¿cómo sacar partido al soñar o fantasear despierta y no perder el control? Vamos a ver, más detenidamente, algunos consejos sencillos.

Soñar despierto beneficios

¿Cuántas veces has oído la expresión de ‘estar en babia’ o ‘estar pensando en las musarañas’? Es una manera coloquial de definir el soñar con los ojos abiertos. La fantasía puede ser una herramienta de doble filo, ya que podremos sacar partido de nuestra imaginación siempre y cuando no perdamos el control (diferenciar entre la realidad y la ficción). Soñar despierto, o dejarnos llevar por nuestros sueños, puede ser una manera de protegernos ante situaciones emocionales que nos superan, y es aquí donde precisamente hay que saber cortar. Podemos recurrir a la fantasía para relajarnos y para liberar la mente de preocupaciones, pero sabiendo poner los límites. Un ejemplo muy gráfico: las ensoñaciones son como una película, en la que nosotros decidimos quiénes son los protagonistas y cuál es el final alternativo que más nos gusta. Pero igualmente hay que saber desconectar de ese mundo de fantasía en el que nos sumergimos. La fantasía o el sueño tiene un principio y un final.

No se trata solo de recrear las fantasías, sino de desvelar su significado, porque nos cuentan nuestras verdaderas aspiraciones y eso nos puede ayudar a vivir una vida más plena y satisfactoria. Es importante recordar que el soñar despierto no nos debe robar tiempo para vivir nuestra vida real. Si no somos capaces de vivir el presente, y recurrimos cada vez con más frecuente a las fantasías, entonces sí tenemos un problema.

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