Premios Brave 2013: Cinco españoles entre los galardonados

Cuidar a la familia
Son desgraciadamente poco conocidos, pero los Premios Brave merecen toda la proyección mediática posible: son los premios a los héroes anónimos que están en nuestra sociedad, dando cada día su vida por ayudar gratuitamente a los demás. Son historias de valor y de entrega que no dejan indiferente a nadie. «Héroes cotidianos de todo el mundo», como los definen ellos, «que desinteresadamente se preocupan por los demás luchando contra la adversidad». Las características comunes a los 18 ganadores son cuatro: el desinterés, la determinación, el coraje y la esperanza. Son las cualidades que les definen y que les empujan a seguir adelante, un día más, como cuidadores no profesionales de aquellos que tienen más cerca, en casa. «Los Premios Brave celebran el compromiso de la gente común -los cuidadores no profesionales- que brindan atención constante y dedicada para los demás», explican.

Los dieciocho galardonados representan a muchos otros héroes anónimos, que han sabido equilibrar un trabajo y las tareas del hogar, y al mismo tiempo atender las necesidades médicas intensivas de otra persona, o más de una. Han sido elegidos entre más de 340 nominaciones presentadas desde 16 países. Cada candidatura fue revisada y clasificada por el comité de selección de los Premios BRAVE, que está formado por empleados de Shire de todo el mundo y dos expertos independientes de cuidados a enfermos. Cada destinatario de un Premio Brave ha recibido 10.000$ o el equivalente en moneda local.

Los ganadores españoles y sus historias
Rosa Maria Mora García: Rosa cuida cada día con amor a sus dos hijos, Iván y Adrián, que sufren discapacidades tanto psicológicas como físicas. A Iván se le han diagnosticado condiciones psicológicas graves, y a Adrián se le amputaron los brazos y las piernas después de diagnosticársele sepsis meningocócica a la edad de dos años. En circunstancias muy difíciles, Rosa ha triunfado en su defensa de su salud, ayudando a que sus hijos lleven una vida más satisfactoria.

Carmen Mulas: Miriam y Erika, son las estrellas en cada evento familiar, a pesar de su parálisis cerebral. Cada día su madre las lava, las viste y les ayuda a hacer ejercicios. Además, las lleva a clases de cerámica, música y natación, y cuenta con un fisioterapeuta y terapeuta del habla que les visita cada semana.

María del Rosario Pascual López: A lo largo de su vida, Rosario ha atendido a los vecinos ancianos, ha viajado desde su localidad de Recas a Madrid para cuidar a su tío enfermo terminal, y trabaja también desde hace 5 años en Cáritas Parroquial de Recas, una organización humanitaria. Rosario vive con su hija de 13 años de edad, que sufre de varias patologías importantes y con su madre, que requiere también atención constante. Además de sus deberes familiares ayuda con regularidad a familias de escasos recursos y a pacientes con cáncer terminal.

Antonia Salvador: La hija de Antonia, Vanessa, nació con osteogénesis imperfecta, la enfermedad de los huesos de cristal, y los médicos dijeron que no viviría más de cuatro meses. Antonia dejó su carrera como auxiliar de enfermería para cuidar a su hija a tiempo completo. Le enseñó a Vanessa a leer y hacer cuentas, incluso cuando ningún colegio quería aceptarla. Ahora, 35 años después, y gracias en gran parte al amor, estímulo y atención proporcionados por su madre, Vanessa tiene un título universitario y recientemente publicó su primer libro, una autobiografía llamada «Alma de Cristal».

Mercedes López Torres: Mercedes, que sufre unas condiciones de salud bastante debilitantes, se ha convertido en una valiente cuidadora de su hija Sofía, que tiene una rara enfermedad genética, y también cuida de su hijo de ocho años de edad. Mercedes fundó recientemente una asociación nacional en España y organiza reuniones públicas y eventos en todo el país para crear conciencia y abogar por la investigación en torno a esta enfermedad.

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