Ni medicamentos ni dietas milagrosas: este es el verdadero secreto de la maternidad

El secreto de la maternidad es una confidencia muy bien guardada. Te revelamos el verdadero secreto de esta etapa tan bonita

Tener un hijo es uno de los mayores logros que una mujer puede experimentar en su vida. Esa sensación única e irrepetible de sostener entre tus brazos tu mayor éxito, que te devuelve la mirada con esos ojitos rutilantes de inocencia y afecto, esos ojitos de los que cualquier primeriza se enamora al instante. Y lo mejor de este amor es que colea, es que su llama se mantiene crepitante durante toda una vida. Pero no todo es un camino de rosas.

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El verdadero secreto de la maternidad va mucho más allá de las dietas milagrosas – ella-hoy.es

La crianza de un hijo es una de las labores más difíciles a las que han de someterse los padres. Como madre recién proclamada es muy posible que te hayas empapado todos los libros que has podido reunir sobre maternidad, crianza, lactancia y otros aspectos e incluso ya tienes previstas sesiones de grupo para interactuar con otras madres y compartir con ellas tus impresiones, tus quehaceres y las dificultades que estás viviendo.

Sin embargo, la psicología enseña que esta preparación está lejos de limitarse a los meses previos al parto. Al contrario, al igual que apuntan la mayoría de estudios sobre aprendizaje y conducta, el gran secreto de la maternidad yace arraigado en nuestra mente desde una edad muy temprana, desde que éramos niños.

Se trata de una serie de cuestiones no resueltas que conforman lo que los profesionales de la salud mental denominan depósito de necesidades, un conjunto de cajones estancos en los que sitúan las distintas necesidades que requiere el ser humano, como la necesidad de ser aceptado y valorado o la necesidad de expresarse. La labor de los educadores durante la infancia es asegurarse de que todas estas necesidades estén adecuadamente cubiertas para evitar problemas.

Los problemas

Los problemas que emergen de esta teoría surgen cuando estas necesidades no han sido satisfechas y, por tanto, dejan un agujero en su lugar. En este agujero anidan los miedos, que condicionan parcial o completamente nuestro comportamiento en función de su magnitud y el tiempo que llevemos incubándolos.

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Conviene cubrir de forma correcta las necesidades de nuestros hijos desde los primeros años de vida – ella-hoy.es

Así pues, un niño con una necesidad de ser valorado no satisfecha podría hacer gala en el futuro de una autoestima baja, y una niña a la que no se le ha permitido expresarse libremente por una educación doméstica estricta tendrá mido en el futuro a manifestar sus preocupaciones por temor a parecer débil.

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