Las suegras: Cómo solucionar los problemas con ellas

Cuando cualquier mujer del mundo empieza una relación, hay que aprender a aceptar que dentro del ‘pack’ está la madre (al igual que el padre y los/las cuñadas). Puede ser que te toque una suegra tranquila y que no se quiera meter en vuestras vidas, pero también puede ser que tu suegra sea una de esas madres con tendencia a sobreproteger a sus hijos, a meterse donde no le llama o incluso a intentar controlar vuestra vida en pareja. Si es tu caso, es importante que fijéis algunos límites desde el principio. A pesar de que tu chico (o chica) adore a su madre, el mismo nombre lo dice, una pareja es de dos personas y no podéis dejar que ni tu madre ni la suya se inmiscuyan en vuestra relación. Te damos algunas pautas para que tu relación con tu suegra sea perfecta.

Desde que el mundo es mundo, todos sabemos que la relación suegra-nuera no siempre es de las mejores, ya que debido a la cultura patriarcal tradicional, la relación entre madre e hijo suele ser distinta y mucho más protectora que la de madre e hija (aunque hoy en día no tiene por qué ser así, pues afortunadamente han cambiado los roles en muchas familias).

Cuando las mujeres comparten la vida con una pareja, sobre todo si es hombre, de vez en cuando entra en escena su madre, ya sea por el motivo que sea, y puede ocurrir que a veces se preocupe demasiado del bienestar de su hijo, tanto que incluso pueda llegar a meterse donde no la llaman, algo que puede repercutir en nuestra relación hasta el punto de romperse.

Te contamos cuáles son los problemas más frecuentes con las suegras y cómo solucionarlos para dejar las cosas claras desde el principio:

Exceso de protección

Si te has dado cuenta de que tu chico está excesivamente influenciado por los consejos y enseñanzas de su madre y es incapaz de decidir por sí mismo, intenta abrirle la mente haciendo cosas diferentes los dos juntos, y por qué no, llevando la contraria a su madre de vez en cuando para que vea que tú también decides. No se trata de convertirte en la nueva madre de tu pareja, ¡no caigas en ese error!, sino de hacer ver a tu pareja que es una persona adulta y que ya es hora de que viva lejos de los brazos protectores de su madres.

Invasión de la intimidad

Es uno de los problemas más comunes de las suegras. Si habéis decidido que estáis preparados para vivir juntos, pero su madre se mete en vuestra casa como si fuera suya, lo organiza todo a su antojo e incluso decide qué tenéis que cambiar o comer al día siguiente, párale los pies. Dile a tu pareja que esto no puede seguir así y que hable tranquilamente con ella para aclarar que vosotros sois muy capaces de decidir cualquier cosa sin su ayuda. Una buena manera de hacerlo es explicándole que cuando necesitéis ayuda se la pediréis (de vez en cuando hacedlo para que no se sienta tan desconectada de su rol como madre).

El dinero

Si tu suegra se mete en lo que ganáis cada uno de vosotros, en los gastos que tenéis o se cree con derecho a controlarlo por haberos prestado dinero, no lo consientas. Darle largas o cambia de tema cuando lo saque, hasta que se dé cuenta de que no está bien que se meta en vuestros asuntos de dinero. Esto es importante, porque el dinero es uno de los motivos de crisis más comunes en la pareja.

Educación de tus hijos

Si la madre de tu novio o marido te dice cómo debes educar a tus hijos, no te pongas nerviosa y explícale que tú puedes ejercer de madre tan bien como lo hizo ella con los suyos, y que aceptas cualquier consejo, pero ninguna orden.

En definitiva, debes hablar con tu parejacualquier problema que tengas con su madre para que o solucione él, y es preferible no entrar en discusiones con tu pareja delante de ella, ya que se sentirá con la batalla ganada. Es preferible que no discutas con tu suegra pero si lo ves necesario, puedes fijarle los límites con voz pausada y tranquila, siempre con respeto. Si lo haces así, no se atreverá a responderte u ofenderte.

Recuerda que en la pareja sois dos y no podéis permitir que en vuestro dormitorio entre nadie, y es que desde siempre, tres son multitud.

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