Meter a tu mascota en la cama es una práctica que muchos realizan, pero puede conllevar riesgos para la salud e influye en el descanso
Sin duda los perros y gatos se han convertido en parte de nuestra familia. Y por ello tendemos a atribuirles características humanas a los animales. Esto ha provocado que sean muchas las ocasiones en las que las mascotas terminan compartiendo la cama de sus dueños algo que tiene aspectos positivos, pero también negativos.
Las personas, por lo general, ven a sus mascotas como parte de su familia, esto provoca un vínculo emocional muy fuerte, esto sin duda es algo muy beneficioso tanto para el humano como para el animal. Ya que significa que esta mascota reciba un buen trato, comida y atención veterinaria.
Además, puede provocar beneficios psicológicos para los dueños, se ha demostrado que la compañía de mascotas puede reducir el nivel de estrés, ansiedad y depresión. Este hecho se vio reflejado durante la pandemia de COVID-19.
Conociendo esto es lógico pensar que algunas personas sientan bienestar cuando duermen con sus mascotas. El estrés y la ansiedad suelen estar ligadas con alteraciones de sueño, por lo que aumenta las razones por la que dormir con tu mascota puede hacerte sentir más cómoda y segura y de esta forma facilitar una mejor calidad del sueño.
Además, el acto de acariciar o abrazar a una mascota puede liberar oxitocina tanto en el humano como en el animal. Esta hormona esta asociada con los sentimientos de amor y bienestar. La compañía de mascotas puede ser, además, especialmente beneficiosa para personas que sufren de trastorno de estrés postraumático, algo que se ha estudiado con los supervivientes de los graves terremotos en Japón en 2011.
Problemas de dormir con tú pareja
A pesar de todos esos beneficios, uno de los problemas más comunes son las interrupciones del sueño debido a los movimientos o ruidos de la mascota. En un estudio de la clínica Mayo el 60% confirmo que sus mascotas les despertaban en mitad de la noche, perturbando su sueño.
En una revisión de estudios se llegó a la conclusión que compartir la cama (con mascotas o con humanos) hacía que las personas sintieran que dormían mejor, pero los datos resultantes de los análisis de sus patrones de sueño indicaban que tenían un sueño de peor calidad debido a factores como el calor o los movimientos en la cama. La presencia de una mascota en la cama podría hacer que una persona adopte posturas incómodas durante el sueño, lo cual podría llevar a dolores de espalda o cuello.
Además, para personas con un sistema inmunitario debilitado, como los ancianos, pueden aumentar su riesgo de contraer enfermedades zoonóticas como la tiña, la toxoplasmosis y ciertos tipos de parásitos intestinales que pueden ser transmitidos por mascotas.
Curiosamente, este efecto en los niños es completamente contrario. Crecer con una mascota hace que los niños tengan una mayor diversidad en su microbioma, lo que refuerza y estabiliza el sistema inmunitario.