¿Cómo diferenciar el baby blues de la depresión post parto?

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Tristeza, ansiedad o cambios de humor son algunos de los estados de ánimo a los que se enfrentan la mayoría de las mujeres tras el parto. En concreto, y según datos médicos, se estima que seis de cada 10 mujeres, sobre todo en el caso de las primerizas, se sienten más cansadas, tristes o irritables. Un estado que suele aparecer entre el tercer y noveno día después de dar a luz y que se conoce como el baby blues. No se trata de una enfermedad, sino de un estado emocional pasajero, y no debe confundirse con la depresión post parto. ¿En qué se diferencian?

Asumir el papel de madre no siempre es fácil, y aunque hemos tenido nueve meses para hacernos a la idea, es tras el momento cuando somos realmente conscientes del cambio y de que el recién nacido depende de nosotros. Esta nueva situación, sumado al trastorno hormonal tras el parto, pueden derivar en una alteración emocional, con sentimientos de tristeza, irritabilidad y ansiedad. Es cierto que el baby blues comparte algunos puntos con la depresión post parto, pero son dos cuestiones muy diferentes y que conviene saber distinguir. En pocas palabras, el baby blues es un alteración emocional pasajera y leve, y la depresión post parto es un trastorno depresivo que puede ser grave y que tiene síntomas añadidos como pérdida del apetito, pérdida de concentración, problemas de sueño, sentimientos de culpabilidad, sentimientos negativas, pérdida de interés y de autoestima.

Baby blues y depresión post parto, ¿en qué se diferencian?
Vamos a ver los principales aspectos que diferencian ambas situaciones. Así, de entrada, el baby blues se produce en las primeras semanas tras el parto, mientras que la depresión puede aparecer en los meses siguientes. El baby blues, como hemos señalado, afecta a un gran número de mujeres (seis de cada diez), mientras que la depresión postparto la incidencia se reduce en torno al 15%. También hay diferencias en cuanto a la duración. En el primer caso, remitirá sin problemas y de manera natural en un par de semanas, mientras que en caso de depresión la cura puede demorarse hasta un año, siendo necesario en la mayoría de los casos la atención médica especializada.

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