Dormir con los niños: ¿Sí o no?

Es inevitable que durante los primeros años durmamos junto a nuestro bebé para poder acudir de inmediato en caso de que necesite comer o le duela algo. Sin embargo, cuando crecen debemos dar el paso y enseñarle a dormir en su propia habitación. Pero, ¿es esto lo correcto? ¿Realmente es bueno para ellos el hecho de apartarlos de nosotros, o es mejor seguir durmiendo juntos hasta una edad más avanzada? Te contamos si dormir con los niños es beneficioso o no.

Pros de dormir con los niños
Cuando el bebé apenas tiene unos meses, dormir con él es necesario aunque, claro está, debe ser en camas diferentes. Esto permite brindarle todo lo que necesite o calmarlo si comienza a llorar. Pero no sólo eso, sino que esta tranquilidad por estar junto a tu hijo hace que también aumenten los niveles de oxitocina, la hormona encargada de la producción de leche materna.
Tal y como ocurría cuando tan sólo era un bebé, cuando pasen unos años dormir junto a tu hijo hará que puedas acudir en su ayuda de inmediato cada vez que necesite algo, ya sea que ha sufrido una pesadilla o simplemente no pueda dormir. Estar al lado hace que él esté mucho más tranquilo y, por supuesto, tanto tú como tu pareja también lo estaréis, por lo que evitaréis que el niño aparezca llorando en mitad de la noche o tener que levantaros para ver cómo está. Además, también reforzará el vínculo entre padres e hijo.

Contras de dormir con los niños
El primero y más importante de todos los contras es que dormir con el niño hará que le cueste mucho más dormir solo o en una habitación diferente, y es por esto mismo por lo que se recomienda encarecidamente pasarlos a su propio dormitorio cuando cumplen los 3 años, para que el proceso sea mucho más liviano. Esto influye directamente en su nivel de dependencia hacia vosotros.
La comodidad también se verá afectada, tanto la tuya como la de tu hijo. Y es que no es lo mismo dormir en una cama tú sola que tener que dormir encogida. Si lo haces, probablemente te despiertes con dolores corporales, especialmente de espalda. Además, has de recordar que el calor corporal de un adulto es muy distinto al de un niño, por lo que nunca estaréis a una temperatura agradable los dos a la vez.
Por último, se reducirán enormemente las oportunidades de tener relaciones con tu pareja, y disminuirán los momentos para tratar de concebir a un hijo en caso de que queráis traer al mundo a otro bebé. Es por ello que debes tener en cuenta que si decides mejorar el vínculo con tu hijo de este modo, permitirás que se resienta la relación con tu pareja. ¡Piénsalo muy bien!

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