Miedo a la oscuridad en niños: ¿Cómo vencerlo?

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El miedo a la oscuridad es uno de los primeros temores de los niños, y es que no poder ver absolutamente nada es una situación muy agobiante para ellos. Tanto es así que incluso pueden sufrir constantes pesadillas y terrores nocturnos que no dejarán que pueda descansar bien en toda la noche. Te damos unos trucos para que ayudes a tu hijo a vencer el miedo a la oscuridad. ¡Funcionarán, seguro!
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Crea una decoración alegre

El entorno del pequeño debe tener una decoración llamativa que desarrolle su creatividad de un modo agradable. Evita a toda costa los colores desaturados u oscuros y llénalo todo con sus personajes de dibujos animados favoritos para que haya familiaridad en todo lo que vea. Conseguirás que esté mucho más relajado.
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Reduce la cantidad de luz

No es necesario que elimines por completo toda la luz de la habitación, pero es importante que como mucho tu hijo sólo cuente con una pequeña lucecita. Para ello, ve reduciendo progresivamente la cantidad de luz. Puedes comenzar dejando la luz del pasillo encendida e ir entornando poco a poco la puerta.
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Pon a su lado la lamparilla

Es fundamental que el niño se sienta seguro, y para ello tiene que saber que en cualquier momento podrá encender la luz. Enséñale que sólo podrá prenderla cuando tenga mucho miedo para que no lo vea como algo que puede usar cuando quiera. Quizá al principio lo haga en repetidas ocasiones, pero según se vaya acostumbrando éstas irán reduciendo. Con esto evitarás que el niño sufra grandes niveles de estrés y le permitirá dormir relajado.
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Sus monstruos no existen

Déjale claro que los monstruos no existen y no vayas a mirar bajo la cama o dentro del armario cada vez que lo pida. El pequeño debe aprender que está en un entorno seguro y que en casa sólo estáis vosotros. Al principio costará un poco, pero se irá acostumbrando.
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Convierte la cama en un lugar seguro

La rutina de cada día debe acabar precisamente en la cama. No hagas que simplemente se acueste y duerma, sino que has de convertir su cama en un lugar relajado y agradable. Cuéntale un cuento antes de dormir, habla con él sobre las cosas que haréis al otro día o cualquier cosa que lo tranquilice. Al acabar dale las buenas noches, sal de la habitación y entorna la puerta. Esto también formará parte de la rutina y se acostumbrará enseguida.
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