Qué hacer si tu hijo dice palabrotas: Trucos y consejos

Hoy compartimos contigo los mejores trucos y consejos que puedes poner en práctica hoy mismo para evitar que tu hijo diga palabrotas cada dos por tres. El primero de ellos: no las digas tú tampoco.

Cómo actuar si tu hijo dice palabrotas

Hay veces que parece tan común que ya a casi nadie le escandaliza, pero lo cierto es que decir palabrotas no beneficia a nadie, menos aún a los más pequeños de la casa.

En ocasiones se trata de una racha que al poco tiempo se les olvida, en estos casos con no darle importancia es suficiente; pero hay otras veces que cogen la costumbre de decir tacos y palabras feas y no la dejan por más que te empeñes.

¿Quieres saber cómo evitar que tus hijos digan palabrotas? Revisa estas ideas, te serán de gran ayuda.

Como si se tratara de cualquier otra norma, explica a tu hijo que en casa no se dicen palabrotas, en casa ni en ningún sitio; a su vez, has de contarle los motivos por los que no está bien decir palabras feas: no nos necesarias, no son bonitas, hacen daño a quien las escucha, no cuesta nada hablar bien y con educación…

No te olvides nunca de que tu hijo, al igual que todos los niños, aprende por imitación, si tú o tu pareja decís palabrotas de vez en cuando, es decir, las incluís en vuestro lenguaje cotidiano, tu hijo hará lo mismo.

Veamos esto un poco más detalladamente. Hablar bien y con educación es algo que no cuesta nada y que da mucho a cambio. Seguro que tu hijo ya sabe que si pide las cosas por favor y da las gracias, consigue mucho más que si exige o da órdenes sin criterio alguno. Pues con las palabrotas pasa lo mismo, si las dice solo va a lograr que los que estén a su lado terminen por enfadarse.

Cuenta a tu pequeño que si está frustrado o enojado, puede hablar contigo y puede hacerlo usando un lenguaje tranquilo y agradable.

No le regañes en exceso ni le pongas en evidencia delante de los demás, se trata de que le enseñen poco a poco otra vía para que exprese sus sentimientos.

Puedes, por ejemplo, poner una cesta en casa y cada vez que alguien diga una palabrota tendrá que escribir una bonita palabra y meterla dentro. Al final de la semana podéis leer todas las palabras escritas y acordar que son esas las que más vais a decir los próximos días.

Si tú o tu pareja habéis dicho una palabra fea, pedir perdón. Es una forma ideal para que el niño aprenda que es un error decirlas y que no pasa nada por reconocerlo y disculparse.

Hay que diferenciar también si se dice tan solo una palabrota en un momento de enfado o si bien se dicen incluyéndolas en el lenguaje coloquial.

Si notas que tu hijo se excede con las palabrotas y no te hace caso cuando le explicas que debe tratar de evitar esto, puedes ponerle un castigo al igual que harías en cualquier otra situación.

Recuerda que los castigos deben ser firmes pero no severos, que siempre se deben explicar y que es bueno dar la oportunidad al niño para que rectifique.

Esto suele funcionar muy bien sobre todo con los niños muy pequeños. Ofrece a tu hijo una alternativa, cada vez que esté enfadado o frustrado y tenga ganas de decir una palabrota, dile que en su lugar diga otra palabra cualquiera. Su color favorito, un dulce que le guste… De esta forma no caerá en la tentación de decir palabrotas.

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