Rabietas de los niños: ¿Qué hacer?

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Rabietas de los niños: ¿Qué hacer? Los niños pequeños, aunque en la mayoría de las ocasiones tienen un aspecto angelical y adorable, saben cómo hacer pasar un mal rato a sus padres o a las personas que se encuentren con ellos en ese momento. Normalmente lo hacen para conseguir sus propios fines y, la mayoría de las veces, lo consiguen, lo que hace que no duden en volverlo a hacer cuando la situación es similar. Son las llamadas rabietas, episodios en los que hay que saber actuar si quieres que se produzcan las menos veces posibles y cuando se produzcan, terminen de la mejor manera. Como todo lo que implica la educación d los niños, hay que tener cuidado y no perder los nervios, pero tampoco darles la razón. Te damos las claves de cómo actuar.

Ante una rabieta, muchas veces el primer impulso es darles lo que quieren, ya que no es del gusto de nadie ver llorar a un niño y pueden llegar, incluso, a hacer sentir culpable al adulto que tienen delante. Pero no se debe olvidar que eso es lo que pretenden y que ceder es la manera de que las rabietas se multipliquen en vez de acabarse.

¿Cómo actuar ante una rabieta?

Una rabieta no es más que una reacción de un niño cuando sucede algo que no le gusta y la emplean para lograr sus fines. Esto es algo que debemos tener muy presente, ya que, en caso contrario, aunque nos parezcan muy pequeños para hacerlo, lo que lograrán es hacerte un chantaje emocional.

  • Lo primero que debes hacer es cogerle por los brazos y decirle que no. Un no que sea tajante y que el niño sepa, por el tono, que no va a lograr lo que quiere. Si sigue probablemente es porque sabe que acabarás cediendo, por lo que lo mejor es que te vayas del lado del niño o ignores su actitud.
  • En el caso de que continúe o esta situación se repita, es importante que le digas cuáles son los privilegios que va a perder si no se comporta mejor. Por ejemplo menos tiempo de juegos o de ver la televisión, ya que si no es mayor para comportarse así, no lo es para hacer esas cosas.
  • Pero junto con la eliminación de algunos privilegios es importante que se refuerce el buen comportamiento, como por ejemplo pasar más tiempo con él cuando está tranquilo. Durante estos ratos son muy importantes los abrazos, lo mimos… para que vea que los ratos que está tranquilo son muy buenos para él.

No nos debemos olvidar de que los niños, por pequeños que sean, son muy inteligentes e intentar conseguir lo que quieren va en su naturaleza, para lo que usan las rabietas o, incluso, decir mentiras. Lo que tenemos que conseguir los adultos es atajar esta situación y que vean que esta no es la manera.

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