Aterosclerosis: Cinco pasos para la prevención

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Aterosclerosis: Cinco pasos para la prevención. Estamos ante una patología que se caracteriza por el endurecimiento de las arterias y que puede constituir un factor de riesgo de sufrir problemas cardiovasculares. Dejar de fumar, revisar tu dieta y mantener un peso saludable son algunas de las claves médicas para prevenir un trastorno que también incluye entre sus factores de riesgo la menopausia precoz y la diabetes.
 
La aterosclerosis se puede definir como el endurecimiento de las arterias y la reducción del flujo sanguíneo, lo que puede constituir un factor de riesgo de desarrollar otros problemas cardiovasculares como angina de pecho. La rigidez y la pérdida de flexibilidad de las arterias es un proceso propio del envejecimiento. El problema radica cuando este deterioro natural se ve influido o empeora a consecuencia de algún otro problema de salud. Problemas como diabetes, obesidad, hipertensión o elevados niveles de colesterol. Factores de riesgo a los que hay que añadir el tabaquismo, el sedentarismo o el llevar una dieta rica en grasas y que pueden agravar la patología.
 
Según datos médicos, las mujeres tienden a desarrollar aterosclerosis más tarde que los hombres. La causa parece estar en los estrógenos, la hormona femenina, al actuar como un protector al estimular la producción de lipoproteínas de alta densidad, las cuales actúan como escudo contra las coronariopatías. Al llegar a la menopausia el riesgo se incrementa, al igual que en los casos de menopausia precoz, hipertensión, diabetes, obesidad, tabaquismo o hipertensión. Es aconsejable controlar los niveles de colesterol y el de la presión sanguínea.
 
La patología se puede complicar si aparecen pequeñas grietas en las paredes de las arterias, ya que éstas se sellan con unas placas formadas fundamentalmente por grasas procedentes de la sangre, células muertas y calcio. Estas placas pueden bloquear la arteria o desprenderse y pasar al torrente sanguíneo hasta que terminan por obstaculizar el flujo sanguíneo. En otras palabras, a medida que se van formando las placas, el espacio para que circule la sangre se va estrechando y el corazón tiene que trabajar más para hacer circular la sangre. Las consecuencias dependerán del grado del bloqueo y de la arteria afectada.
 
Para prevenir la aterosclerosis, hay algunos factores de riesgo que dependen de nosotros mismos y de los cambios que hagamos en nuestro estilo de vida. Prevención que podemos resumir en cinco pasos o claves esenciales:

  • Dejar de fumar. El tabaco constituye uno de los principales factores de riesgo, multiplicando además el efecto de otros, como los niveles altos de colesterol.
  • Controlar la presión sanguínea: Una presión arterial alta puede ser indicativo de una posible lesión arterial. Es aconsejable tomarse, al menos una vez al año, la presión sanguínea. En caso de diabetes el control debe ser mayor.
  • Revisar la dieta. Es aconsejable tomar al menos cinco raciones de fruta o verdura al día, reducir la ingesta de grasas (u optar por grasas monoinsaturadas y poliinsaturadas en vez de grasas animales) y reducir al mínimo el consumo de sal y de azúcar.
  • Realizar ejercicio físico. Dedicar al menos treinta minutos diarios a caminar a paso enérgico, andar en bicicleta o practicar natación. Otra opción son las sesiones de media hora de ejercicio aeróbico, al menos tres veces a la semana. La práctica de ejercicio te ayudará a liberar toxinas, a renovar energías y, por tanto, a sentirte mejor tanto por dentro por fuera.
  • Mantener un peso saludable. Procura mantener un peso dentro de la media para la altura. La obesidad es un factor de riesgo por sí mismo y también aumenta las probabilidades de desarrollar diabetes e hipertensión, lo que facilita la aparición de enfermedades arteriales.

Tratamiento aterosclerosis

Además de adoptar una serie de hábitos saludables, como hemos visto en el punto anterior, el tratamiento médico también puede incluir la prescripción de fármacos. Un medicamento tan común y conocido como la aspirina ayuda a disolverlos trombos sanguíneos, mientras que las estatinas reducien los niveles de colesterol, el enemigo silencioso de la salud. En algunos casos se puede recurrir a la cirugía, en concreto a una angioplastia para expandir las arterias.

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