Autismo: ¿Qué papel tiene el ácido fólico?

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Autismo: ¿Qué papel tiene el ácido fólico? Un papel importante, según subrayan los investigadores, ya que podría ayudar a reducir hasta un 40% los riesgos de trastornos del espectro autista, del que se sabe que puede ser hereditario pero se desconoce su desarrollo. Una disminución que, según los resultados del estudio recién publicado, es especialmente significativa cuando la madre incorpora a su dieta ácido fólico antes y durante el embarazo, entre 4 semanas antes y hasta 2 meses después del inicio del embarazo.
 
No es la primera vez que se pone el acento en la importancia del ácido fólico durante el embarazo, entre otros como el mejor protector contra la espina bífida y otras alteraciones del tubo neural de los recién nacidos. En esta ocasión, el interés de los investigadores radica en el papel que desempeña en el desarrollo del autismo. Y es que según un nuevo estudio, realizado en Noruega y cuyos resultados han sido publicados en The Journal of the American Association, el ácido fólico, en concreto los suplementos prenatales (vitamina B9) podrían ayudar a reducir hasta un 40% las probabilidades de desarrollar trastornos del espectro autista.
 
El ácido fólico refuerza su papel preventivo, siendo esencial para la reparación y síntesis del ADN. En su forma natural (folato) lo podemos encontrar en un buen número de alimentos, tales las verduras (de hojas), legumbres como las lentejas o los guisantes, la levadura, los huevos y el hígado. En algunos países, como recoge el estudio, el ácido fólico se incorpora a la harina, con lo que se proporciona este suplemento directamente al consumidor. Es el caso de Estados Unidos o Canadá, sin embargo esta medida no se ha adoptado en España, aunque sí se recomienda el consumo de ácido fólico en las mujeres que están tratando de ser madres y durante las etapas iniciales del embarazo.
 
Sin embargo, aunque durante el embarazo el ácido fólico es fundamental, estudios llevados a cabo tanto en países de América como de Europa han constatado que la mayoría de las mujeres en periodo de gestación no ingieren las cantidades de folato necesarias, quedándose por debajo de las cantidades recomendadas.
 
Los resultados recogidos en el nuevo estudio que indaga en la relación entre el ácido fólico y los trastornos del espectro del autismo se han alcanzado tomando como referencia los datos del estudio MOBA (estudio noruego de cohorte niño) y del estudio de cohorte de nacimientos de autismo. Más de 85.000 bebés, nacidos entre los años 2002 y 2008, participaron en el estudio, en el que se analizaron también los hábitos de alimentación prenatales. A la conclusión del estudio se habían identificado 270 diagnósticos del espectro autista (trastorno autista, síndrome de Asperger, autismo atípico). Las madres que desde el inicio del embarazo habían tomado suplementos de ácido fólico presentaban un riesgo mucho menor, hasta un 40%, de que sus hijos desarrollaran autismo. En concreto, la disminución se apreció especialmente en aquellos casos en los que el ácido fólico se incorporó a la dieta entre 4 semanas antes y de dos meses después del inicio del embarazo. Hay que señalar, eso sí, que la reducción del riesgo se observó en los casos de trastorno autista, no así en los otros casos. Un estudio que abre una nueva vía de investigación.

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