El segundo cerebro y la importancia de la salud intestinal

Todos tenemos un segundo cerebro que se encuentra en el intestino, cuyas neuronas son similares a las neuronales y desempeñan un papel fundamental en nuestras emociones y conductas. Increíble pero cierto, los intestinos funcionan como un auténtico segundo cerebro.

Numerosos estudios han constatado en los últimos años la estrecha relación entre el sistema digestivo y el sistema nervioso central. Relación que explicaría desde cómo influye la salud intestinal en la aparición del acné a reacciones corporales como notar un nudo en el estómago antes de un examen o entrevista de trabajo o la irritabilidad por una mala digestión. Y esto es solo el principio.

Cómo funciona nuestro segundo cerebro

En el que los científicos denominan el segundo cerebro del cuerpo trabaja una amplia red de neuronas, en torno a cien millones, según la teoría de Michael Gershon, investigador de la Universidad de Columbia y autor del libro The Second Brain (traducido, el segundo cerebro). Neuronas que intervienen en funciones vitales como los movimientos intestinales, el sueño o la memoria. La ciencia además ha constatado que el intestino delgado fabrica hasta el 90% de la serotonina, conocida como la hormona de la felicidad y el bienestar. Y por si fuera poco hay constancia de la estrecha conexión entre los dos cerebros del cuerpo humano y, por ende, entre el sistema intestinal y el sistema nervioso central.

Esa conexión constante entre el cerebro y el intestino influye directamente en lo que sentimos y muchas de nuestras conductas. Incluso sin ser conscientes de ello. Tanto es así que el intestino se convierte en un delator de lo que sucede en nuestra mente. Por ejemplo, el dolor de estómago o episodios de diarrea o estreñimiento es en muchas ocasiones síntoma de estrés y ansiedad; o las conocidas como mariposas en el estómago que uno siente al estar cerca de la persona amada.

La relación entre el cerebro y el intestino es otro de los motivos fundamentales por los que hay que prestar atención a lo que comemos. Seguir una dieta sana y unos hábitos alimenticios saludables es la mejor manera de cuidar nuestro intestino y nuestra mente, pero si descuidamos la dieta el segundo cerebro hará que sintamos fatiga, apatía y mal humor. Dicho de otra manera, comer bien mejora el estado de ánimo. Como apunta el investigador Michael Gershon, una parte importante del bienestar emocional viene determinado por los mensajes que envía el segundo cerebro al principal.

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