Fósforo oculto: Peligros para la salud del exceso de fósforo

El fósforo oculto es el exceso de este mineral en el organismo y que puede acarrear serias consecuencias para la salud. Los beneficios del fósforo, uno de los minerales esenciales, pueden tornarse en efectos perjudiciales cuando sobrepasamos los niveles recomendados de su ingesta diaria. El fósforo también puede acumularse en el organismo como consecuencia de enfermedades renales o por deficiencia de calcio, mineral con el que debe mantenerse equilibrado.

El fósforo es un mineral que interviene en múltiples funciones, como la de mantener sanos los huesos, músculos y vasos sanguíneos. El fósforo también contribuye a regular el ritmo cardíaco y es el nutriente de tejidos y células para repararse. El exceso de fósforo se conoce como hiperfosfatemia. ¿Cuáles son las consecuencias de los niveles altos de fósforo?

Enfermedades causadas por el exceso de fósforo

Uno de los principales riesgos para la salud del exceso de fósforo es que puede unirse con el calcio presente en la sangre y generar depósitos en músculos y tejidos blandos.

El exceso de fósforo, tal y como han constatado estudios científicos, puede provocar alteraciones vasculares y acelerar el envejecimiento. Riesgo de la acumulación de fósforo que recoge la investigación publicada en el libro ‘Alteraciones del metabolismo óseo y mineral en la enfermedad renal crónica: avances en patogenia, diagnóstico y tratamiento’. El exceso de fósforo en el organismo aumenta el riesgo cardiovascular, y esto es debido a que este exceso favorece la calcificación de las arterias y el fallo en la función renal.

El fósforo oculto puede interferir en la capacidad de absorción del organismo de otros minerales también esenciales, como magnesio o zinc, provocando diarrea.

Uno de los motivos para cuidar los riñones es que se encargan de eliminar el exceso de fósforo en el organismo, por lo que su acumulación puede deberse a un mal funcionamiento de estos órganos.

¿Cuál es la dosis recomendada de fósforo?

El fósforo está especialmente presente en alimentos ricos en proteínas (pescado, carne, huevos), en los frutos secos (nueces, almendras) y en los cereales integrales. Las necesidades de fósforo varían en función de la edad y la situación de cada persona, siendo la recomendación de 1.200 mg diarios entre los 11 y 24 años; y 800 mg diarios a partir de los 25 años. Los niveles de fósforo pueden ser excesivos como consecuencia de la dieta, o si se consumen suplementos de fósforo sin consultar previamente con el médico.

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