Reiki: El poder de sanar y curar con las manos

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Reiki: El poder de sanar y curar con las manos. El reiki es una técnica oriental cuyo nombre fue acuñado en el año 1920 y que básicamente consiste en transmitir energía a través de las manos y con un objetivo terapéutico. El reiki se ha convertido en una técnica natural y complementaria a otros tratamientos a la que cada vez recurren más personas en busca del equilibrio y del bienestar. Existen diferentes modalidades y, en ocasiones, se asocia con ejercicios de meditación y respiración, así como con las técnicas de musicoterapia y aromaterapia.
 
Conseguir el bienestar y liberarse de las tensiones y el estrés son algunos de los objetivos que se persiguen con el reiki, una técnica natural, originaria de Oriente, y que consiste en la imposición de manos en diferentes zonas del cuerpo (en términos específicos, los denominados chakras o estados de salud) para aliviar molestias físicas o mentales. El reiki es una técnica cada vez más utilizada para combatir el cansancio, los problemas de insomnio, estrés y ansiedad, trastornos de alimentación e incluso problemas articulares, dolores de espalda o problemas de migrañas. Alivia además en la recuperación de lesiones o fracturas.
 
La técnica, cuyo nombre en japonés significa energía universal, también ha comenzado a utilizarse en hospitales y centros de salud, tanto de Europa, Estados Unidos y España (Hospital 12 de Octubre de Madrid o el Hospital Mataró de Barcelona, entre otros) como ayuda complementaria para mejorar el estado físico y emocional del paciente. El reiki como tal no tiene la capacidad de curar, pero sí de ayudar tanto a quien lo practica como a quien lo recibe a sentirse mejor. Sentirse bien emocionalmente ayuda a mejorar nuestro estado de salud físico y, precisamente, es ahí, donde el reiki puede jugar un papel interesante como canalizar de lo que se denomina energía positiva.
 
El tratamiento (el cual hay que subrayar que no sustituye al tratamiento médico) consiste en sesiones de aproximadamente 45 minutos de duración y, no solo se trata de aliviar las molestias, sino también de conseguir renovar nuestra energía para sentirnos mejor. De ahí que, en muchas ocasiones, se la defina como terapia energética y se la encuadre dentro del grupo de otras técnicas como la acupuntura o la homeopatía.

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