Castigos según la edad del niño: Consejos

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¿Qué castigo imponer al niño cuando se porta mal? No solo se trata del castigo en sí, sino de la forma de aplicarlo. Así, de igual manera que el niño va cambiando su comportamiento y actitud a medida que crece, el castigo también deben variar y ser adecuado a su edad. Un castigo mal empleado no resultará eficaz ni servirá como herramienta para educar a los niños en valores como la responsabilidad, la convivencia o la relación con los demás. Vamos a ver algunos sencillos consejos que pueden servir de ayuda a los padres a la hora de encauzar o disminuir un comportamiento inadecuado:

  1. El castigo tiene que ser inmediato a la acción o conducta a evitar: Por ejemplo, si le decimos ‘si no recoges tu habitación no irás de campamento este verano’ cuando aún faltan meses para ir. Siempre será mejor y más efectivo decirle que ‘si no ordenas tu habitación te restaré 15 céntimos de tu paga cada día hasta que lo hagas’.
  2. El castigo debe ser proporcional a la conducta y siempre hay que procurar que implique una enseñanza: Por ejemplo, en lugar de ‘si no haces los deberes no podrás jugar ni ver la televisión durante una semana’, es mejor decir ‘si haces los deberes pronto el resto de la tarde podrás jugar o ver dibujos en la tele’.
  3. El castigo debe ser algo que no le guste: Si no quiere comer, castigarle sin hacerlo no es lo más adecuado (‘no saldrás a la calle a jugar hasta que comas’). Es mejor decirle que si sigue sin comer cuando llegue el sábado no tendrá suficiente energía y no podrá jugar con el equipo de fútbol.
  4. No hay que abusar del castigo: Para que realmente sea una herramienta educativa que le enseñe lo que sí se le permite hacer no hay que recurrir al castigo de manera constante.


Elegir el castigo adecuado
El castigo debe ser adecuado a la edad del niño. Así, entre los 2 y los 7 años el castigo más efectivo es retirarle o aplazar el juego con el que está entretenido en ese momento. Por ejemplo, te devolveré el juego/juguete cuando recojas tu habitación.

Entre los 8 y los 15 años, la penalización más efectiva son las actividades y las nuevas tecnologías, sin duda porque son las que más les atraen. Si terminas pronto con tus tareas, podrás disponer de media hora más de tiempo para ti. A partir de los 15 años, una edad bastante complicada, hay que negociar, de tal manera que gane o pierda privilegios en función de su comportamiento. Debe entender que la clave y el esfuerzo son básicos para conseguir lo que quiere.

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