Preguntas para saber si estás educando bien a tu hijo

¿Cómo se si estoy educando bien a mi hijo? Es la pregunta que todos los padres y madres se hacen en algún momento, y es que por mucho que creas saber sobre el tema, educar a un hijo es la tarea más ardua que hay. Contesta a estas preguntas que te darán pistas para saber si vas por buen camino.

Preguntas para saber si educo bien a mi hijo
Cada vez son más los padres que se cuestionan si están educando bien a sus hijos. Criar a un niño con ciertos valores no es fácil y la técnica de ensaño error prima sobre cualquier otra. Cuestionarse acerca de los medios empleados en la educación de los niños, no solo es bueno, si no deseable para poder corregir aquello en lo que nos equivocamos. Responde a estas preguntas que te harán saber si estás educando bien a tu hijo.

Tu hijo pequeño sin venir a cuenta te pega y te hace daño ¿cómo actúas?
¿Le hablas para que entienda que eso no está bien? ¿o le pegas tú también para que aprenda?

Si has contestado la segunda, es algo que debes evitar. Si quieres que él aprenda que pegar no está bien, no debes hacer lo mismo. Lo mejor es hablarle de frente para que entienda que eso no es correcto, y en todo caso, si ves que lo repite a menudo, poner un castigo como no ver los dibujos en unas horas, para que vea que su acción tiene una consecuencia; pero nunca debes pegarle.

Tu hijo está en plena rabieta y comienza a tirar las cosas al suelo. ¿Le abrazas para que se calme? ¿Le apartas a un rincón hasta que pida perdón? ¿Le castigas?

Lo ideal ante una rabieta es dejar que se pase y para ello, en la mayoría de los casos, va a necesitar de tu abrazo. Por lo que olvida eso de dejarle en un rincón para que piense, simplemente tómalo en brazos, dile que le quieres y una vez su cerebro olvide la rabieta, dialoga con él para ver qué ha pasado y cómo evitarlo en situaciones futuras.

Estás con tu niño de paseo, se enoja por algo y empieza a decirte palabras feas. ¿Le castigas? ¿Le mandas una advertencia? ¿No le haces ni caso?

Es común que en algún que otro momento los niños digan palabras mal sonantes, si lo piensas bien, los padres en alguna ocasión también las decimos delante de ellos, por lo que pueden copiarlas. Lo más acertado es no hacerles ni caso, para que se les olvide. Si ves que las dice muy a menudo, bastará con un advertencia como «hay que hablar bien«, «esas cosas feas no hay que decirlas«.

Entras en la habitación de tus hijos y ves que discuten por un juguete. ¿Interfieres para poner orden? ¿O bien dejas que lo resuelvan por su cuenta?

Deja que lo resuelvan ellos y elogia su comportamiento una vez que la situación está resuelta. Si ves que no se aclaran, habla con ellos y no tomes partido hasta oír ambas versiones.

Te das cuenta que últimamente tu hijo no te escucha y no te hace caso cuando le pides que haga algo, es más, solo se acerca a ti para pedirte que le compres algún juguete. ¿Le hablas seriamente para explicarle que no te gusta su comportamiento? ¿No le haces caso para ver si se le pasa? ¿O le castigas?

Aquí la cosa depende de cuánto tiempo lleve haciendo esto, si es un par de días, puede que se le pase solo y lo mejor es no hacerle mucho caso. Si la cosa va a más, hay que hablar con él para que entienda la importancia de la unidad familiar, y por supuesto, no ceder a sus caprichos hasta que él cambie de actitud.

Tu hijo o hija se niega a recoger su habitación porque es un rollo, o no quiere hacer las tareas del cole. ¿Le obligas con castigos a que lo haga? ¿O bien le ayudas a hacerlo?

Aunque parezca raro, lo mejor es tratar de motivarle, sobretodo cuando se trata de cosas que suelen dar pereza. No dudes en echarle una mano y decirle frases como «cuanto antes recojamos la habitación antes nos podremos leer un libro juntos«.

Estás en el parque, tu hijo se enfada con otro niño y le pega. ¿Hablas con él? ¿Le sacas del parque? ¿Dejas que lo resuelvan ellos?

Aquí nuevamente debes hablar con él para entender qué ha pasado, pero debes ser firme a la vez. Hay que dejarle claro que no se pega, que si algo le ha molestado bede decirlo con palabras y no con golpes y que si lo vuelve a hacer no va a jugar en el parque con los otros niños.

Recuerda por último que el diálogo, la confianza y el cariño son la clave de todo.

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