¿Cuentas separadas o una sola cuenta compartida?

Es una de las primeras preguntas que suelen surgir a la hora de irte a vivir con tu chico: ¿el dinero, junto o separado? Cada pareja debe buscar la forma que mejor se adapte a su estilo de vida y sobre todo, aquella que vaya a crear menos conflictos entre ellos, porque como ya sabrás, el dinero es una de las principales causas de disputa entre las parejas.

Dejad las cosas clarasIndependientemente de que vayáis a alquilar o comprar un piso la solución más cómoda es tener una cuenta común a la que vayan todos los gastos que realicéis de forma conjunta: alquiler/hipoteca, luz, gas, agua, teléfono e internet, comida… o incluso el gimnasio, si vais al mismo. Es decir, todos aquellos gastos que sean a medias.

Cada uno deberá ingresar una cantidad concreta a principios de mes para pagar todas las facturas y que haya saldo disponible para pagar la compra o cualquier gasto imprevisto. Por ejemplo, si se rompe la lavadora y hay que comprar una nueva. La cantidad deberéis decidirla vosotros en función de vuestros gastos. Podéis poner lo mismo o si hay mucha diferencia entre vuestros salarios, poner una parte proporcional, aunque esto puede ser motivo de disputa en el futuro.

También podéis fijar el ingreso de una cantidad extra cada cierto tiempo para tener ahorros comunes que cubran los gastos de las vacaciones o de los imprevistos que comentábamos anteriormente. Esto os será muy útil también si planeáis tener hijos, entonces tendréis que aportar más dinero para pagar el colegio, la ropa, las clases extraescolares…

Lo importante es que dejes bien claro desde el principio qué tipo de compras se pueden hacer con la tarjeta de esa cuenta común y cuales corresponden a los gastos particulares de cada uno. Y por supuesto, también la cantidad que habéis de ingresar y la fecha límite para hacerlo.

Cada uno lo suyoDespués cada uno deberá tener su propia cuenta en la que le ingresen su nómina, por ejemplo, y en la que tener los ahorros propios, no los comunes. Desde esta cuenta podéis hacer el gasto que queráis sin necesidad de dar explicaciones al otro. Se trata de compartir la vida, no de perder independencia. Aunque lo más recomendable ante grandes inversiones es comentarlo primero con el otro.

Este es el método que más problemas puede ahorrarte porque evitareis discusiones sobre quien ha pagado tal o cual cosa. Y sobre todo, es una forma segura de que si la relación se rompe por cualquier motivo, cada uno tenga sus ahorros y no haya conflictos ni malos entendidos al respecto.

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