Relación LAT: Cuando vivir en pareja es opcional

Vivir en pareja es uno de los grandes miedos que durante mucho tiempo ha asaltado a los enamorados. Aunque no es una regla escrita que deba cumplirse, sí es cierto que existe la creencia popular de que hay pérdida de magia en la relación al dar el paso de la convivencia. A pesar de que es normal que haya cosas que cambien durante una relación larga, hay gente que, para solucionar este problema, apuesta por el tipo de relación LAT, la última tendencia en maneras de convivir con la persona que amas. Si quieres conocer más sobre los beneficios que puede reportar no vivir en pareja y las características de la relación LAT, no te pierdas el artículo.

Juntos pero separados
La relación LAT, “living apart together“ en inglés, consiste en el hecho de que una pareja adulta tras un tiempo decida, en lugar de irse a vivir juntos, mantener cada uno de ellos su propio individualismo o espacio vital a través de apartamentos u hogares diferenciados. Hoy en día debido al ritmo de trabajo existente, las obligaciones familiares, los gastos e hipotecas, es bastante complicado plantearse de forma seria el vivir en pareja.

Evitar las tiranteces de la convivencia
No obstante, en esta forma de relación en la que vivir en pareja es secundario, no significa ni mucho menos que no exista un compromiso, o que la fidelidad y lealtad no sean valores primordiales para el sustento de la relación. Simplemente quieren evitar los roces diarios surgidos de una convivencia y los problemas comunes que pueda llegar a destruir desde dentro a la pareja, a través de la transformación de esa envoltura mágica en un halo de rutina, peleas e incomprensión. Las personas que deciden vivir en pareja así argumentan qué, de esta manera, ambos son libres de pasar tiempo con ellos mismos cuando lo desean, sin necesidad de pactarlo. Así se siente el tiempo que pasan juntos como algo nacido del deseo de compartir y no de la obligación de hacerlo.

Una relación práctica
Además de los beneficios emocionales que puede tener mantener el espacio individual, resulta mucho más práctico mantener una relación LAT. Ya que, de esta forma, si finalmente la relación no funciona ninguno debe pasar por incómodas mudanzas, búsqueda de alquileres o compra de ningún tipo de viviendas, con el gasto económico y emocional que eso supone.

Pero no para todo el mundo
En definitiva, la relación LAT no tiene por qué ser ni mejor ni peor que cualquier otra forma de vivir en pareja más al uso y hay gente que simplemente no puede con una relación basada en lo razonal y lo práctico. Lo importante es qué, independientemente del tipo de relación que elijáis, respetéis la opinión de la otra persona cuando se trata de temas como vivir en pareja. Pues muchos de los problemas, más que por la propia convivencia en sí, pueden surgir de la presión de uno de los miembros hacia el otro al tomar la decisión de compartir hogar. Y siempre ten en cuenta que si no estás contenta con tu relación siempre hay formas de mejorarla.

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