Alimentos sólidos para bebés: ¿cuáles evitar?

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Al igual que la introducción de los alimentos sólidos para bebés se debe hacer de manera planificada, y atendiendo a su edad, también hay que vigilar qué tipo de alimentos son los más adecuados para darle a probar y cuáles debemos evitar, ya que pueden conllevar algún riesgo a la hora de tragar o digerir.
 
La introducción de alimentos sólidos no solo constituye una novedad para el bebé, sino que es un paso muy importante tanto en su alimentación como en la adquisición de los primeros hábitos saludables. Aunque muchos padres están deseosos de dar a probar nuevos alimentos al más pequeño de la casa, al igual que planificamos cuándo es el mejor momento para hacerlo –como por ejemplo, los potitos o el puré de verduras, uno de sus primeros platos tras la leche materna-, también hay que poner cuidado con la elección de los alimentos. Y es que hay determinados alimentos sólidos, tanto si ya tienen dientes como si no, que pueden entrañar riesgos para los más pequeños, tales como obstrucción de las vías aéreas, así como dificultades para tragar.
 
La mejor edad para comenzar a introducir nuevos alimentos (papillas) en la dieta del bebé está entre los 4 y los seis meses. Hasta ese momento, la leche materna es el alimento perfecto para su correcto desarrollo y crecimiento, además de ser el mejor escudo protector ante posibles problemas de salud. Tras las papillas, llega la hora de probar alimentos sólidos. Lo más aconsejable es hacerlo de manera gradual, dándole a probar nuevos alimentos con intervalos de unos días para comprobar si le provoca algún tipo de reacción alérgica. Es importante recordar que el bebé tiene que adaptarse a la textura y sabores de los nuevos alimentos, por lo que no hay que tener prisa. Sí es bueno acostumbrarlo a la mayor variedad posible de alimentos, aunque lógicamente cada niño tiene luego sus preferencias.
 

Alimentación sólida para bebés

Los alimentos más peligrosos para los bebés cuando empiezan a probar sólidos son aquellos con los que se puede atragantar o ahogar, por ejemplo:

  • La zanahoria cruda
  • Los frutos secos (avellanas, almendras, cacahuetes…)
  • Los granos de uva
  • Las cerezas
  • Las aceitunas
  • Los caramelos
  • Los aperitivos (patatas fritas)

Estos alimentos, de hecho, es mejor evitarlos hasta los tres años de edad. De igual manera, como recomendará el pediatra, hasta el primer año en la lista de alimentos a evitar también se debe incluir la leche de vaca o de soja. Es mejor seguir con la leche materna o con la leche de fórmula.
 
Hay que diferenciar entre atragantarse con un alimento sólido y ahogarse. Los bebés, cuando empiezan a probar nuevos alimentos, se suelen atragantar, al igual que se caen al empezar a dar sus primeros pasos. Es algo que entra dentro de lo normal. Atragantarse, en concreto, es cuando el alimento se queda a medio camina hacia el estómago, mientras que el ahogamiento provoca que la comida se vaya a los pulmones. Cuando un bebé se atraganta, suele toser, carraspear y emitir ruidos extraños, y acaba de tragar el trozo o bien lo expulsa.
 
Cuando empieces a darle alimentos sólidos, hazlo siempre en pedacitos muy pequeños, del tamaño de un guisante. En el caso de la carne, lo mejor es rallarla.

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