Tumba metabólica: Qué es y cómo escapar de ella

Se conoce como tumba metabólica al proceso cuando el metabolismo se daña, lo que provoca que, a pesar de realizar una dieta hipocalórica o hacer excesivo ejercicio cardiovascular, nuestro metabolismo funciona mal o más lento de lo que debería y no pierde los kilos que deseamos.

Muchas personas que comienzan dietas sufren por esta situación. Al principio pierden en una semana o dos una cantidad considerable de kilogramos pero, de repente, por más esfuerzos que hagan, su cuerpo se estabiliza sin perder los kilos que la dieta prometía. Cuando desmotivadas por esta situación deciden dejar la dieta y volver a su alimentación habitual, el efecto rebote se hace notar y aumentan de peso, incluso más de lo que habían perdido en un inicio.

La razón de esto es que su cuerpo se ha adaptado al consumo de calorías (aunque sea el indicado en la dieta) mediante un proceso de termogénesis adaptativa, es decir, el metabolismo se adapta a la nueva situación, funcionando deficientemente o más lento de lo esperado. También sucede con el ejercicio excesivo. Si tu plan de entrenamiento cuenta únicamente con ejercicios cardiovasculares probablemente tu cuerpo se adaptará y dejará de quemar calorías, provocando también la temida tumba metabólica.

¿Cómo podemos escapar de ella?

Si has entrado en la tumba metabólica debes estabilizar de nuevo tu cuerpo. Para ello, lo recomendable es llevar durante un tiempo una dieta de mantenimiento, en vez de la hipocalórica. Es importante que calcules diariamente las calorías que consumes y que no olvides incorporar los nutrientes necesarios para que tu cuerpo se mantenga saludable.

Una vez que nuestro metabolismo comience a estabilizarse podremos volver a incorporar la dieta hipocalórica a nuestro organismo. Pero esta vez, hazlo de forma progresiva, por ejemplo bajando 100 calorías cada día. Nunca hagas una dieta que no respete los macronutientes y las calorías necesarias para la salud de tu cuerpo.

Si en tu plan de bajar peso has añadido mucho ejercicio cardiovascular, piensa que el ejercicio debe ser controlado. Combínalo con un entrenamiento de peso. Al reforzar los músculos, obligaremos a nuestro organismo a consumir más calorías para permitir que se mantengan adecuadamente, lo que provocará que nuestro metabolismo funcione con mayor rapidez.

Recuerda que si tienes dudas, una buena opción es acudir a tu médico habitual o a un especialista en nutrición.

Prevenir siempre es la mejor opción
Lo ideal es que desde el principio de una dieta aprendas a prevenir la tumba metabólica y que tu dieta funcione como se espera.

Lo primero que debes hacer es llevar durante un tiempo un diario de calorías. Apunta todo lo que comes y bebes cada día, ¡absolutamente todo! El refresco o el picoteo entre horas. Te ayudará a darte cuenta de cuántas calorías consumes en realidad y ser consciente de tu dieta. Además, existen aplicaciones para móviles que te ayudan a contarlas, permitiendo calcular el aporte energético y nutricional. Te ayudan a hacer tu diario de calorías de forma sencilla y amena.

Si eres propensa a la tumba metabólica no hagas dietas demasiado restrictivas. Las dietas milagro tienen efecto rebote y además no son tan saludables como debieran. Lo mejor es que hagas una dieta gradual, combinada con ejercicio.

Recuerda que el entrenamiento debe ser controlado y planificado. Hacer ejercicio a lo loco no sirve. Puede dañar tus tejidos y provocar un mal funcionamiento del metabolismo, por lo que habrá riesgo de entrar en la tumba metabólica. Trata de variar tu rutina para evitar las adaptaciones metabólicas.

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