Herpes genital: Cuidado especial en el embarazo

El herpes genital está causado por un virus bastante común, el del herpes simple (el mismo que también afecta a nuestros labios). Hay varios tipos de herpes simples y los que afectan principalmente a las zonas genitales íntimas son el HSV-1 y HSV-2. Son mucho más comunes de los que pensamos, siendo las mujeres las más vulnerables a verse afectadas por su infección. Aunque la forma de contagio más común es de un hombre infectado a una mujer sana. No es una trastorno que debemos subestimar, ya que puede tener complicaciones, especialmente si se produce durante el periodo de gestación. Para actuar cuanto antes, es importante conocer los síntomas.


Síntomas del herpes genital

La mayoría de las personas infectadas por el HSV-2 no son conscientes de su infección. Y es que, aunque pueda ser contagiosa, no suele presentar signos visibles en su fase inicial. Cuando se hacen evidentes los síntomas, éstos suelen ser muy molestos, algo que ocurre en las siguientes semanas al contagio. Los síntomas iniciales pueden ser picor, fiebre o, debido a otras enfermedades, inflamación de los ganglios. Aparecen por brotes y luego desaparecen gradualmente. La infección también es muy peligrosa en personas con sistemas inmunes débiles, pudiendo afectar también en el plano emocional.


El herpes genital durante el embarazo

El herpes genital puede ser especialmente peligroso para los bebés y las mujeres embarazadas . Contraer el virus puede aumentar los riesgos de un parto prematuro. El ginecólogo puede prescribir un hisopo vaginal antes del nacimiento y si es positivo al virus, optar por la cesárea. El hecho de que la madre tenga el virus no quiere decir que irremediablemente el bebé se contagie.

A su vez, puedes contraer herpes genital si tu pareja tiene el herpes labial y te practica sexo oral.


El diagnóstico de herpes genital

Los síntomas, como hemos señalado anteriormente, no siempre son visibles. En presencia de un brote activo, y por lo tanto una herida dolorosa, será necesario un examen clínico para determinar la causa. En un brote y otro puede ser útil el análisis de la sangre para detectar la presencia de anticuerpos para HSV-1 o HSV-2.

Pueden aparecer puntos enrojecidos en la zona de la vagina o vulva, que al romperse se convierten en úlceras causando dolor. Puede que sean solo unas pocas llagas o bien crearse un grupo más numeroso de ellas. Las úlceras pueden durar varias semanas, sobretodo si es la primera vez que contraes una infección de este tipo. Otros síntomas que se pueden notar son ardor o dolor en la zona genital, aumento del flujo o secreción vaginal y dolor al orinar.

¿Puede el herpes afectar al bebé?
La respuesta es afirmativa. El mayor riesgo es que el herpes genital se transmita al bebé durante el parto. Si esto llega a ocurrir, la infección podría tener consecuencias para el recién nacido. El riesgo de transmisión es aún mayor si te has contagiado por primera y vez en el último trimestre del embarazo.

Toma medidas de precaución y déjate aconsejar por tu médico para proteger al bebé y prevenir el contagio.


Remedios para el herpes genital

No hay tratamiento que pueda erradicar el virus al cien por cien, pero algunos medicamentos antivirales palían sus efectos. La clave es la prevención, como en todas las enfermedades de transmisión sexual, a través del uso de preservativos en el caso de las relaciones con parejas nuevas, pero también con la pareja estable si se sabe que está infectadas. Siempre es conveniente hablar con el médico.

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