Lactancia materna: Consejos para amamantar en verano

El calor influye en la lactancia materna y en la forma de amamantar al bebé, siendo aconsejable dar el pecho a demanda (tomas más frecuentes y en menor cantidad) para evitar la deshidratación por las altas temperaturas.

La lactancia materna permite alimentar al niño en cualquier lugar (playa, montaña, terraza, restaurante, parque…), lo que resultará una ventaja a la hora de organizar las primeras vacaciones del bebé. La leche está siempre preparada, a la temperatura justa y le reporta todos los líquidos que necesita, porque no hay que olvidar que cerca del 90% de la leche es agua.

¿Cómo afecta el calor a los bebés?

El bebé también sufre las altas temperaturas propias del verano, ya que su cuerpo transpira más y pierde mayor cantidad de agua. Por este motivo, el bebé pedirá el pecho con más asiduidad. De igual manera que pide más veces el pecho, también tomará menos cantidad de leche en cada toma. Además, por la propia composición de la leche, la primera parte de la toma siempre más contiene más agua y azúcar, satisfaciendo más la sed.

¿Cómo saber cuándo el bebé tiene sed? No solo con el llanto el bebé nos hará saber que tiene calor y sed. Si vemos que cabecea, saca la lengua, se lleva la mano a la boca de manera continuada o hace sonidos de llamada nos está indicando que tiene sed.

Amamantar en verano

La leche materna es la continuación del cuidado y protección que recibe el bebé a través del cordón umbilical. No solo es el alimento más completo, sino una vacuna perfecta para fortalecer sus defensas y evitar enfermedades como infecciones respiratorias, de oído y urinarias. Durante los primeros seis meses, la leche materna aporta al bebé todas las necesidades de líquidos, incluso en los días de más calor.

Siguiendo las recomendaciones del Comité de Lactancia Materna de la Asociación Española de Pediatría, AEP, en verano conviene:

  • Dar de mama al bebé todas las veces que lo pida (leche a la demanda), evitando imponer horarios o tomas de duración determinada. De esta manera se garantiza que está bien alimentado e hidratado.
  • Cuidar la hidratación de la madre. La leche materna aporta al bebé cerca de un 90% de agua, independientemente de la cantidad de líquidos que ingiera la madre. Por este motivo, en los días de calor –mayor necesidad de hidratación-, es aconsejable beber entre dos y tres litros diarios, en función de las necesidades fisiológicas. Una incorrecta hidratación puede afectar a la producción de leche.
  • A la hora de dar el pecho, es mejor buscar un lugar o espacio con una temperatura agradable, evitando que el aire acondicionado (si lo hay) incida de manera directa sobre el bebé. Colocarse en una posición cómoda al dar el pecho, tanto para la madre como para el bebé.
  • Es aconsejable tener siempre a mano una botella de agua, ya que las necesidades de beber son mayores durante el verano y la madre debe estar correctamente hidratada.
  • Si la leche se extrae antes de que la tome el bebé, hay que vigilar especialmente su conservación, ya que el calor reduce el tiempo que puede estar sin refrigerar.
  • El calor provoca más sudor. Para evitarlo, es aconsejable colocar una gasa o muselina entre la piel de la madre y la del bebé.

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