Cambio horario: Consejos para que no te quite el sueño

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Cambio horario: Consejos para que no te quite el sueño. Con la entrada del horario de invierno, ganamos una hora al reloj (al pasar de las 3 a las 2 en la madrugada del sábado al domingo del último fin de semana de octubre), pero ¿cómo nos afecta? En realidad, al ganar una hora al sueño deberíamos estar más descansados, entonces ¿por qué el cambio horario puede llegar acompañado de una sensación de decaimiento o cansancio? La respuesta, el cambio horario no afecta al cuerpo, afecta al ánimo.
 
La jornada diurna o de luz natural se acorta. Es hora de mover de nuevo las agujas del reloj con la llegada del horario de invierno. Menos horas de luz, la cual asociamos a una sensación de bienestar, pero este cambio horario, tal y como señalan los expertos, es mucho más llevadero que el cambio al horario veraniego. Más llevadero porque los efectos sobre el organismo son menores, por lo que no lo notaremos menos. No obstante, tal y como apuntan los especialistas, el cambio horario lo nota nuestro ánimo, más que nuestro cuerpo, el cual gana una hora de sueño.
 
De entrada, aunque nos cueste un poco, no tardaremos más de unos días en habituarnos al nuevo horario. Lo que no se debe hacer es automedicarse, ya que no se recomienda en principio ningún tipo de medicamento para ajustar el organismo al horario de invierno. Si mantenemos nuestros hábitos y rutinas cotidianas, sin variar las actividades que hacíamos hasta ahora, será más rápida y fácil adaptarnos a esa hora menos de luz. Quizá es la mayor o menor luminosidad la que más nos afecta, la cual relacionamos directamente con una mayor sensación de bienestar.
 
Además, curiosamente, nuestro cuerpo está más acostumbrado y se habitúa mejor a las jornadas más largas (25 horas el día del cambio), debido en parte a que el ritmo biológico diario es superior a las 24 horas.
 

Cambio horario: Niños, mayores y pacientes

No obstante, los niños y las personas mayores, así como aquellos pacientes diagnosticados de algún tipo de enfermedad crónica como Alzheimer o Parkinson, sí pueden ser más vulnerables al cambio de horarios. En el caso de los niños, el motivo es que su horario de sueño es mayor. Les suele afectar al sueño y a la alimentación, pero en principio no es nada preocupante y en unos días se habrán adaptado perfectamente. En el caso de los mayores es justo al contrario, que los horarios de sueño son más cortos.
 
Por su parte, en caso de padecer alguna patología neurodegenerativa el cambio horario sí les afecta más. El motivo es que este tipo de enfermedades ya llevan asociados síntomas como somnolencia durante el día o insomnio nocturno, por lo que cualquier cambio en el horario lo notarán mucho más.
 
Por último, como curiosidad, el cambio de hora se viene realizando desde el año 1974 y, desde el año 1981, se hace en cumplimiento de una directiva europea que afecta a los estados miembros de la Unión Europea.

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