Celiaquía: ¿Eres sensible al gluten?

La celiaquía es una enfermedad autoinmunitaria caracterizada por la intolerancia crónica al gluten, presente fundamentalmente en los cereales (trigo, cebada, avena y centeno), pero también puede aparecer una reacción o intolerancia al gluten sin ser celíaco, causando síntomas similares. ¿Cómo saber si eres sensible al gluten?

Revisar la dieta es el único tratamiento para evitar la intolerancia al gluten. Pero, tal y como subrayan desde las asociaciones de celíacos, antes de seguir una dieta libre de gluten (gluten free), hay que consultar al médico para confirmar los síntomas. La celiaquía se puede enmascarar y tardar años en ser diagnosticada de manera certera.

¿Es lo mismo ser celiaco que intolerante al gluten?

La celiaquía podría considerarse el último peldaño de la intolerancia al gluten, con una mayor prevalencia entre las mujeres (dos a uno frente a los hombres), si bien hay un peldaño anterior en el que situaría, según datos médicos, en torno a un 10% de la población que presenta algún tipo de reacción, aunque no total, a la ingesta de gluten.

Aunque con síntomas muy similares, las diferencias se aprecian en que los pacientes no desarrollan los anticuerpos propios de la celiaquía, no siempre se producen lesiones en la mucosa intestinal y la sintomatología suele remitir cuando se retira el gluten.

¿Cómo saber si eres sensible al gluten?

La celiaquía e intolerancia al gluten puede ser complicada de diagnosticar, ya que, como subrayan desde la Sociedad Española de Enfermedad Celíaca, sus síntomas pueden ser, sobre todo en los adultos, variables y dispares. Así, mientras que en el caso de los niños los síntomas más comunes son hinchazón de barriga, diarrea o retrasos en el crecimiento, en los adultos puede manifestarse como anemia o déficit de hierro, cansancio, fatiga, astenia o, incluso, manifestarse como un trastorno de infertilidad y riesgo de aborto.

  • Hinchazón abdominal
  • Diarrea crónica o estreñimiento.
  • Náuseas y vómitos.
  • Cansancio y sensación de debilidad.
  • Dolores de cabeza.
  • Alteraciones del esmalte dental.
  • Erupciones en la cara.
  • Diarreas continuas y estreñimiento.
  • Dolor que no remite en la zona abdominal.
  • Erupciones en la piel y aparición de eccemas.
  • Fatiga.
  • Dolores de cabeza.
  • Anemia.
  • Dolor de extremidades.
  • Hinchazón abdominal.
  • Náuseas y vómitos.

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