Dolencias digestivas: Estrés y sedentarismo nos hacen vulnerables

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Dolencias digestivas: Estrés y sedentarismo nos hacen vulnerables. No solo pueden desequilibrar nuestra dieta, sino que estamos ante dos de las causas principales que se esconden detrás de las dolencias digestivas y que, según datos médicos, afectan a tres cada de cada cuatro personas. Seguir una alimentación saludable es, como señalan desde la Fundación Española del Aparato Digestivo, una premisa básica para el bienestar digestivo. Molestias digestivas entre las que destaca, por su prevalencia, el estreñimiento, un problema que no solo afecta a los adultos, también a los niños y adolescentes.
 
El estrés no solo puede condicionar nuestra vida, sino que también nos hace vulnerables a padecer problemas digestivos. El estrés, a su vez, tiende a desequilibrar nuestra dieta, lo que se convierte también en un problema para nuestro aparato digestivo. Y a esto hay que sumar el sedentarismo o la falta de actividad física. Los especialistas alertan de que estamos ante un problema de salud que afecta a un número importante de pacientes, en concreto a tres de cada cuatro personas. Así lo han puesto de manifiesto desde la Fundación Española del Aparato Digestivo al constatar además que unas molestias digestivas más frecuentes es el estreñimiento, y que no solo afecta a la población adulta, también a la más joven (infancia y adolescencia). Según reflejan los datos, entre el 12 y el 24% de la población padece estreñimiento, un problema al que la mujer es más vulnerable. Aunque no se considera una patología grave, sí puede provocar molestias que interfieren en la calidad de vida. Si los síntomas persisten se debe consultar al médico, algo que no ha hecho, según datos médicos, el 60% de los afectados que, en su mayoría, esperan a que el problema remita con el tiempo.
 
Asimismo, hay que señalar que la consulta con el médico descartará que las molestias digestivas sean síntoma de otro problema de salud más grave o que se deban a efectos secundarios de algún fármaco.
 
Atajar el problema puede ser tan sencillo como seguir unos hábitos saludables, y eso incluye revisar nuestra dieta. Una dieta en la que no deben faltar las frutas y las verduras –cinco piezas al día-, la fibra dietética –salvado de trigo, pan de centeno- y una correcta hidratación –al menos dos litros de agua o líquidos como infusiones y caldos suaves al día-. Los probióticos de leches fermentadas con bififobacterias, tal y como señalan los especialistas, pueden ser un aliado para mejorar el tránsito intestinal y para reducir la hinchazón abdominal. También es aconsejable tomar legumbres y frutos secos, dos veces por semana.
 
La preparación de los alimentos también es importante, siendo aconsejable la cocción suave (al vapor, al horno, al papillote), así como evitar el exceso de grasas, salsas y picantes. El mejor aliño, con aceite de oliva. Es muy importante mantener un horario de comidas (desayuno, almuerzo, comida, merienda y cena), así como evitar los excesos o comidas copiosas.
 
Tal y como hemos señalado, mantenernos activos es fundamental. La práctica de ejercicio físico, entre otros beneficios, nos ayuda a evitar las digestiones pesadas y a regular el tránsito intestinal. El ejercicio físico nos ayuda a liberar estrés, causante de molestias digestivas.

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