Hipotensión: ¿Cómo elevar la tensión?

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Hipotensión: ¿Cómo elevar la tensión? Puede definirse como lo contrario de la hipertensión, es decir, tener demasiado baja la tensión arterial, lo cual también puede ser motivo de riesgo para nuestra salud. La hipotensión puede provocar síntomas tales como cansancio, apatía, debilidad, sensación de vértigo o mareos. De ahí la importancia de medir de manera regular la tensión, mejor en el brazo que en la muñeca. Entre las causas, la falta de volumen sanguíneo, la vasodilatación arterial o el denominado tono vagal, el efecto contrario al de la subida de la tensión provocada por el estrés.
 
Una alimentación desequilibrada, el consumo de determinados fármacos (los propios medicamentos para combatir la hipertensión, antidepresivos, diuréticos o ansiolíticos) o como trastorno asociado a otras patologías (diabetes, por ejemplo). Incluso una dolencia como la gastroenteritis o una incorrecta hidratación pueden provocar el desplome de la tensión. Tener la tensión baja puede ser tan arriesgado para nuestra salud como tenerla alta. Es decir, la prevención es fundamental tanto para controlar la hipertensión como la hipotensión. En este último caso, además de diagnosticar las causas, en algunos pacientes también puede ser necesario realizar las pruebas pertinentes para descartar un diagnóstico de cardiopatía o trastornos hormonales, entre otros.
 
La hipotensión se produce, en líneas generales, porque nuestro corazón, encargado de bombear a través de los latidos la sangre al resto de los órganos, lo hace a un ritmo mucho más tranquilo de lo normal. Al no llegar la sangre necesaria pueden aparecer desmayos, mareos y bajadas de tensión. Cuando los niveles de presión arterial (sistólica y diastólica) se sitúan en 90-60 se consideran bajos; 120-80 normal y 140-90, niveles altos.
 

Hipotensión: Tipos y síntomas

Los especialistas clasifican la hipotensión en varios tipos. La hipotensión postural o hipotensión ortostática, una bajada de tensión al cambiar de postura –levantarse después de haber estado mucho rato tumbado-, o tras estar demasiado tiempo sin comer. Si el problema persiste, se debe consultar al médico. Por su parte, la hipotensión postprandial, suele aparecer después de comer y está relacionada con el proceso digestivo. El estar demasiado tiempo de pie puede provocar un episodio de hipotensión mediada neuralmente y, la pérdida excesiva de sangre (una hemorragia) puede provocar hipotensión severa.
 
Entre los síntomas más comunes de la hipotensión se incluyen el cansancio, dolor de cabeza, mareos, debilidad, apatía o fatiga. También pueden aparecer problemas oculares, como visión borrosa.
 
Entre las recomendaciones para subir las tensiones se incluyen:

  • Una correcta hidratación, al menos de un litro y media de líquidos al día, especialmente si se realiza ejercicio físico o la temperatura es elevada.
  • La dieta debe ser rica en vitaminas (sobre todo vitamina E) y minerales.
  • A la hora de practicar ejercicio, hacerlo de manera moderada y respetando los descansos.
  • Mover brazos y piernas para favorecer el retorno sanguíneo y evitar el cambio brusco de posturas.
  • Evitar la restricción total de la sal.

No todos los pacientes con hipotensión requieren seguir un tratamiento farmacológico. Será el médico el que determine las medidas –incluidas las medidas dietéticas- para tratar de mantener controlados los niveles de tensión.

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