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Diez años. Cómo pasa el tiempo. El 1 de junio de 2006 falleció la más grande, Rocío Jurado. Desde entonces han pasado muchas cosas en su familia, pero la más clara es que se ha dividido para siempre. Su marido Ortega Cano por un lado, sus hijos Gloria Camila y José Fernando metidos en problemas, y su hija nacida de la relación con Pedro Carrasco, Rociíto no se habla con nadie, incluso ni con su propia hija. Como diría aquel, si Rocío levantara la cabeza…
Pues seguramente que si la levantara no se creería lo que está viendo. Y es que en diez años, el rascacielos que era la familia Jurado se ha ido cayendo piso por piso. Tras luchar contra un cáncer de páncreas, con viajes desesperados a Houston para recibir tratamiento y enfrentamientos entre los médicos de España y Estados Unidos, un 1 de junio de 2006 nos dejaba la cantante más grande, y desde entonces nada es lo que era sin ella.
Lo único que Rocío pidió a los suyos fue que permanecieran unidos. Pero diez años después de su muerte, su deseo no se ha visto cumplido para nada. La familia se encuentra dividida en dos bandos. Por un lado, Rocío Carrasco, fruto del primer matrimonio de la cantante con el boxeador Pedro Carrasco. Por otro, los dos hijos que adoptó con José Ortega Cano: Gloria Camilla y José Fernando. Junto a ellos permanecen los hermanos de la Jurado, Gloria y Amador Mohedano; también su nieta Rocío Flores, hija de Antonio David Flores y de Rociíto.
Una familia polémica
Si vamos uno a uno, cada cual tiene su historia. Por ejemplo, en 2011 el torero Ortega Cano provocó un accidente por el que sufrió graves heridas y en el que murió Carlos Parra. Fue condenado el 24 de abril de 2013 y ha pasado casi dos años en la cárcel de la que ya ha salido.
Su hijo José Fernando se dio a la «mala vida» al recibir su millón de euros de herencia. Fue condenado a un año y nueve meses de cárcel por el robo violento de un coche tras un incidente en un club de alterne de Sevilla. A sus 23 años ha pasado ya por dos clínicas de desintoxicación.
Gloria Camila estudia diseño de moda y recibirá el resto de la herencia cuando cumpla 25. Aunque sus intervenciones en televisión son siempre polémicas.
Y qué decir de su hermano Amador y su cuñada Rosa Benito. Separados y juntados varias veces, han pasado todas sus miserias por televisión a cambio de un buen puñado de euros.
Aunque la chipionera dejó un testamento bien repartido y generoso, su familia ha acabado dividida por el legado que tanto le costó construir. Ella jamás lo hubiese imaginado, y seguramente les echaría una buena bronca si estuviera aquí.
