La educación de los pequeños es vital en las edades tempranas y hay que cuidar su conducta durante el crecimiento
Desde que nacen, los pequeños de la casa adquieren todo el protagonismo y la atención de los padres. Los progenitores tienden incluso a ejercer un sobre control sobre ellos los que en algunos casos los convierte en auténticos reyes de la casa, y no de la manera emotiva y sentimental como la que nos solemos referir a ellos. Es lo que se conoce como el síndrome del Emperador, aunque también adquiere otros nombres como por ejemplo el del niño tirano o niño rey.
El niño adquiere tal mando de autoridad en sus padres que estos se convierten en auténticos esclavos de sus pequeños, accediendo a sus deseos previa amenaza de llanto, gritos y berrinches si no se complacen.
El poco tiempo puede ser uno de los principales motivos para que surja este síndrome. Las largas jornadas laborales, el estrés y el cansancio hacen que los padres no tengan la paciencia necesaria para educar a los hijos en buenos modales y hábitos. Se buscan soluciones rápidas y no compliquen aún más la situación. Se accede rápidamente a darle la Tablet, a concederle la chocolatina o levantarle el castigo que tenía por un mal comportamiento.
El síndrome del emperador puede afectar al hogar
Estos pequeños no consiguen desarrollar la empatía, la comprensión, la tolerancia o el respeto, y en cambio su egoísmo crece por momentos. Por lo general, tienen una ausencia importante de su capacidad de aprendizaje que altera la educación de los progenitores.
Estamos hablando de un problema muy serio que, si no se ataja a tiempo, puede ir a más, degenerando en agresiones físicas sobre los padres conforme evoluciona este síndrome. La estrategia debe estar muy bien definida para que las agresiones no se vuelvan más intensas, actitudes más permisivas para evitar esta escalada tampoco son buenas.
Detectar la sintomatología de estas actitudes hará que los padres puedan actuar con prevención para poder ponerle soluciones tempranas y que no se desarrolle estos comportamientos. Se debe ahondar en el sentido de la responsabilidad que deben tener según la edad del niño, fortaleciendo este aspecto con compromiso y optimismo. Para ello, una autoridad firme ejercida por los padres es esencial para que el niño vea dónde están los límites de casa situación.
Los padres también deben realizar una autocrítica sobre los valores y la educación que le están mostrando a sus hijos. Al igual que deben entender que la concesión de premios o halagos pueden ser contraproducentes en su educación ya que deben tener una actitud más severa en puntos concretos de la educación de los pequeños.
