Ser mamá a los 40: Ventajas para la salud emocional del niño

Ser madre a los 40 ya no es una excepción, máxime si tenemos en cuenta que en los últimos años la edad de maternidad se ha ido retrasando, situándose en nuestro país en torno a los 32 años. Aunque demorar el primer embarazo no es lo más recomendable, ya que las probabilidades de conseguirlo de manera natural se van reduciendo al perder la mujer reserva ovárica, sí es cierto que estamos hablando de una edad, a partir de los 35-40 años, en la que la mujer se siente más madura y más segura de lo que realmente quiere. El haber alcanzado determinadas metas, tanto personales como profesionales, se traduce en una mayor autoestima, estabilidad y equilibrio emocional. ¿Sabías que ser mamá a los 40 tiene ventajas emocionales para el bebé?

Ventajas para el bebé

Un estudio publicado en la Revista de la American Dietetic Association -Asociación Dietética de Estados Unidos- subrayaba que las madres que retrasan la maternidad están más preparadas para la lactancia materna, que como ya sabemos la mejor vacuna y alimento para los recién nacidos. De igual manera el estudio apuntaba que la edad también influye en un mejor cuidado de la alimentación, adoptando decisiones más acertadas, al contar con más información, que en el caso de las madres menos jóvenes. Todo ello redundará no solo en mayor bienestar físico, sino también emocional.

Otro estudio, en este caso publicado en Population and Development Review, apunta que los hijos de madres mayores de 30 años son más altos y más inteligentes, con menos posibilidades de fracaso escolar.

Hay otro aspecto importante de ser madre a los 40 y que, a más edad, menos probabilidades de padecer depresión posparto. La edad también hace a la mujer más paciente, lo que hará que sean menos víctimas del estrés durante la maternidad.

Las prioridades van cambiando a medida que nos hacemos mayores, y a partir de los 40 la mayoría ya tiene claro cuál es su estilo de vida. La decisión de ser madre suele ser una decisión mucho más meditada, asumiendo con mayor serenidad los lógicos cambios que se producirán en su vida con la llegada del bebé. Esta planificación hace que se establezca un vínculo emocional más intenso entre la madre y el futuro bebé, y sobre todo que se cumplan con los cuidados prenatales. Cuanto más sana esté la madre, más sano nacerá el bebé.

La madurez de los 40 será de gran ayuda a la hora de educar al niño, así como la paciencia a la hora de jugar o de realizar actividades. A esta edad, muchas madres tienen estabilidad profesional y económica, lo que hace que puedan ofrecer al niño más oportunidades educativas.

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