Consecuencias del estrés y la ansiedad en la salud de los órganos sexuales

El efecto del estrés o la ansiedad en la salud de los órganos sexuales constata la estrecha relación entre emociones y sexualidad, especialmente en etapas en las que el cuerpo de la mujer experimenta notables cambios (embarazo, menopausia…).

El estrés afecta a todos los órganos de nuestro cuerpo, y la sexualidad femenina no es una excepción. Así, por ejemplo, el estrés disminuye la libido, siendo importante tener una sexualidad sana para mantener la salud de los genitales y además sentirnos bien física y emocionalmente.

Pero la inestabilidad emocional o la pérdida de autoestima también pueden ser consecuencia de algunos trastornos genitales comunes, y de la seguridad con la que nos enfrentemos a ellos, como la atrofia vaginal, sequedad vaginal en menopausia, hiperlaxitud vaginal, incontinencia urinaria, picor en la zona genital o descenso de órganos pélvicos (útero, vejiga).

Debemos cuidar de nuestros órganos sexuales de la misma manera que cualquier otra parte del cuerpo. La salud física y la tranquilidad emocional son claves para disfrutar de una vida sexual activa y placentera.

Problemas ginecológicos por estrés

¿Cómo afecta el estrés a la mujer? El estrés puede provocar alteraciones hormonales y del ciclo menstrual que, cuando están asociadas a un descenso de estrógenos durante un tiempo prolongado, puede aumentar el riesgo de atrofia genital o de falta de lubricación vaginal (sequedad vaginal).

Las alteraciones menstruales (amenorrea o ausencia de regla) causadas por una acumulación de estrés o ansiedad pueden acarrear una disminución de la fertilidad.

¿Cómo cuidar los órganos sexuales?

La prevención y la detección precoz son fundamentales, tal y como subrayan los expertos en ginecología, como la doctora Regina Lorente, del Instituto Pérez de la Romana. Conviene prestar atención a cualquier síntoma o cambio que observemos en nuestro cuerpo, en especial en etapas como la menopausia, embarazo y el posparto en las que más cambios se producen en los órganos genitales femeninos. Cualquier duda debe ser consultada siempre con el médico.

A partir de los 30, o cuando se comienza a notar el descenso de lubricación en las relaciones sexuales, conviene normalizar el uso de lubricantes.

La sequedad vaginal es una de las molestias más comunes a partir de los 40, pudiendo provocar dolor al orinar o durante el coito. Además de los lubricantes, hay otras soluciones como ejercicios de rehabilitación precoz de suelo pélvico, láser genital para rejuvenecer el tejido vaginal, infiltraciones con ácido hialurónico genital o las cremas con estradiol para el tejido de la vulva y vagina.

Los ejercicios de suelo pélvico son eficaces para prevenir la laxitud de los tejidos, la hipermovilidad de la uretra o el descenso de vejiga, problemas que provocan las pérdidas de orina.

Practicar deporte y técnicas de relajación ayuda a controlar el estrés y con ello a mejorar la salud física, emocional y sexual.

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