Cuperosis: síntomas del efecto del frío en la piel

cuperosis piel
Las bajas temperaturas, entre otros síntomas, pueden provocar rojeces, sequedad e, incluso, la dilatación de los capilares, denominada cuperosis. Éste último es uno de los efectos más comunes del frío en la piel, sobre todo en la cara, una de las zonas corporales que más expuesta a la bajada del termómetro. ¿Cómo podemos identificarla? Y, sobre todo, ¿cómo prevenirla?
 
Proteger la piel es fundamental en los meses de frío, especialmente las zonas corporales más expuestas, como puede ser la cara, la cual de entrada necesitará un plus de hidratación. El frío puede ser un enemigo de nuestra piel si no le prestamos los cuidados necesarios. Uno de los principales efectos, más frecuentes, del efecto del frío en la piel es la aparición de cuperosis, caracterizada por la aparición de unas alteraciones en la piel que simulan una pequeña tela de araña. La cuperosis es el resultado de la dilatación de los capilares, provocada por las vasoconstricciones y vasodilataciones a las que se ve sometida nuestra piel al exponerla al frío y a los cambios más bruscos de temperatura. Nuestra piel se expone no solo al frío de los espacios exteriores, sino también al calor de las calefacciones que pueden provocar sequedad.
 
La cuperosis se localiza sobre todo en la zona de la nariz, barbilla y las mejillas, si bien pueden aparecer en cualquier parte de la cara. Pueden afectar a cualquier persona, independientemente de la edad, aunque es cierto, como señalan los expertos en dermatología, que las mujeres, sobre todo de piel clara, son más vulnerables a la cuperosis.
 

Cuperosis: causas

Al igual que sucede con otras imperfecciones del rostro, no se conoce a ciencia cierta la causa de la cuperosis. No obstante, sí se han identificado algunos de los principales factores de riesgo, tales como los cambios bruscos de temperatura, el estrés, el consumo de tabaco o la administración de fármacos corticoides.
 

Cuperosis: tratamiento

Entre los tratamientos actuales más eficaces para eliminar la cuperosis está el láser, una técnica que garantiza su eliminación de manera definitiva. Unas pocas sesiones (entre una y tres, de unos quince minutos de duración) suelen ser suficientes para olvidarse de unas señales que pueden resultar antiestéticas. Lógicamente, para prevenir su aparición o reaparición hay que seguir una serie de cuidados de la piel. El láser es una técnica de aplicación sencilla. Al finalizar la sesión es normal que la piel parezca enrojecida, un efecto que desaparecerá en pocos días y que, además, no se notará con una ligera base de maquillaje.
 

Cuperosis: prevención

Cuidar la piel es la mejor prevención. Tendemos a pensar que nuestra piel solo necesita reforzar sus cuidados en verano, por su exposición al sol. Sin embargo, como hemos visto, el frío tampoco es un buen aliado. Durante los meses de otoño/invierno es aconsejable reforzar la hidratación, optando por productos que, en su composición, incluyan ácido lactónico, ceramida y sustancias dermoprotectoras. Durante los meses de frío también hay que seguir utilizando protector solar, sobre todo cuando se practican actividades al aire libre, como por ejemplo, pasear o esquiar. La nieve, por ejemplo, refleja el 95% de los rayos ultravioletas, con lo que pueden causar lesiones en la piel.
 
El frío también puede acentuar la aparición de rojeces o de sequedad de la piel. Las pieles secas, con las bajas temperaturas, sufren más, ya que la capa hidrolipídica de protección es menor que en las pieles grasas. Para evitar este efecto del frío, hidratación para la piel. Sin duda son las pieles sensibles las que más padecen los efectos del frío. Además de productos específicos para la aparición de capilares dilatados, también son eficaces los productos cosméticos con principios activos descongestivos y calmantes (aloe vera, rosa mosqueta, avena…). Entre las zonas más vulnerables del rostro, los labios y el contorno de ojos. El frío agrieta los labios y aparecen esas molestas pielecillas.

Impostazioni privacy