Fallo ovárico prematuro: causas, síntomas y tratamiento

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Fallo ovárico prematuro o por qué dejan los ovarios de funcionar. ¿Qué hay detrás de este diagnóstico?, ¿cuáles son sus causas y los síntomas que nos pueden hacer sospechar? Y, sobre todo, ¿cuál es el mejor tratamiento? Vamos a ver más detenidamente cada uno de los aspectos del fallo ovárico prematuro.
 
El fallo ovárico prematuro es un trastorno que, según datos médicos, afecta a entre el 1 y el 4% de la población femenina en edad fértil. Esta dolencia aparece cuando los ovarios cesan su actividad antes de la edad habitual de la menopausia (edad media, a partir de los 45 años), es decir, antes de tiempo. Al dejar de funcionar, el organismo de la mujer deja de producir estrógenos y no ovula, por lo que la regla desaparece. Esta dolencia suele aparecer en torno a los 40 años.
 

Fallo ovárico prematuro: síntomas

Se puede sospechar de su presencia cuando la regla desaparece durante, al menos, tres meses seguidos. En algunos casos, aunque se vuelva a ovular de forma periódica, los sangrados suelen ser irregulares y escasos. Pueden aparecer, además, otros síntomas asociados a la menopausia, como la sudoración (sobre todo durante la noche), alteraciones del sueño o los sofocos, entre otros. Otros síntomas que también pueden aparecer son sequedad vaginal, alteraciones emocionales, pérdida de libido, pérdida de concentración.
 

Fallo ovárico prematuro: causas

La causa principal del fallo ovárico prematuro es que se agotan los ovocitos del ovario. Al cesar la ovulación, el ovario no produce estrógenos ni progesterona (hormonas), desapareciendo con ello la regla.
 
Otras causas de esta dolencia son los tratamientos de quimioterapia o radioterapia, operaciones de extirpación de alguno de los ovarios, alteraciones genéticas (síndrome de Turner, síndrome X frágil…) o determinadas enfermedades autoinmunes (patologías de tiroides). En el caso de antecedentes familiares, aumentan las probabilidades de desarrollar esta dolencia. Algunos agentes tóxicos, como el tabaco, también se incluyen entre los factores de riesgo.
 
El déficit de estrógenos que causa el fallo ovárico prematuro también aumenta el riesgo de padecer osteoporosis, patologías autoinmunes (fallos en la tiroides) y problemas cardiovasculares (los niveles bajos de estrógenos aumentan el riesgo de ataque al corazón). Para contrarrestar este efecto, el médico puede prescribir una terapia hormonal con estrógenos. Otra consecuencia del fallo ovárico prematuro es un mayor riesgo de padecer episodios de tristeza y depresión.
 

Fallo ovárico prematuro: tratamiento

Adoptar un estilo de vida saludable es una premisa básica para mejorar el tratamiento. Hábitos saludables como practicar ejercicio físico (moderado) de manera regular, llevar una dieta rica en calcio y evitar el consumo de tabaco y el sobrepeso. Esto ayudará a reducir los riesgos de osteoporosis y de problemas coronarios. El tratamiento de sustitución hormonal es muy recomendable, ya que se evitan los síntomas y consecuencias que hemos visto anteriormente. Cuando antes se inicie el tratamiento mejor, siendo aconsejable mantenerlo hasta la llegada de la menopausia. La terapia hormonal puede ser en pastillas, parches o en crema para la piel.
 
En algunos casos, la aparición de esta dolencia puede interferir en el deseo de la mujer de ser madre. Se puede optar por realizar una fecundación in vitro utilizando óvulos de una donante.

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