Hipertensión pulmonar: ¿Qué es y cómo se reconoce?

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Hipertensión pulmonar: ¿Qué es y cómo se reconoce? El color azul que adquiere la piel y los labios es el síntoma visible que delata a la hipertensión pulmonar, una patología que, por su baja prevalencia, forma parte de la familia de las enfermedades raras. No es el único síntoma de una deficiencia pulmonar crónica que si no se diagnostica y trata correctamente puede acarrear severas consecuencias para la salud. Así, en los casos más avanzados puede provocar mareos, angina de pecho y síncopes.
 
¿Qué es la hipertensión pulmonar? Una enfermedad crónica, pero poco conocida, que afecta más a las mujeres y que se suele diagnosticar, de media, en torno a los 45 años. Su baja prevalencia –se estima, según datos médicos, que en torno a un millar de pacientes en nuestro país padecen hipertensión pulmonar-la sitúa dentro de la familia de las enfermedades raras, si bien es una patología que puede acarrear severas consecuencias.
 
La hipertensión pulmonar se produce por un aumento excesivo de la presión en las arterias de los pulmones, lo que a su vez provoca que se someta al corazón a un sobreesfuerzo debido al descenso de oxígeno en el organismo. La fatiga, disnea (dificultad para respirar) y el cambio de tonalidad de la piel –el característico color azul que adquiere la piel y los labios, conocida como cianosis– son las consecuencias más visibles de esta patología. A medida que avanza la enfermedad, la parte derecha del corazón se agranda y reduce su eficacia.
 
Otros síntomas relacionados con la hipertensión pulmonar son las palpitaciones, los mareos, la hinchazón de piernas y tobillos y los vértigos.
 
En los casos más graves, los pacientes pueden parecer mareos, y también puede provocar angina de pecho y, en fases más avanzadas, síncopes.
 

Diagnóstico

Estamos ante una patología cuyo diagnóstico no es fácil y, de hecho, se suele retrasar, entre otros motivos porque los síntomas se pueden confundir con otra patología respiratoria como el asma y por el desconocimiento en torno a ella. Al hablar de hipertensión pulmonar hay que distinguir entre varios tipos, siendo los más frecuentes la hipertensión arterial idiopática o primaria y la secundaria. En el primer caso estamos ante un trastorno cuya causa sigue siendo una incógnita y que se caracteriza por una alteración de las arterias musculares pequeñas del pulmón. Se trata de un tipo de hipertensión pulmonar más frecuente entre las mujeres, siendo en un porcentaje de casos hereditaria.
En el caso de la hipertensión secundaria su causa suele estar relacionada con algún tipo de afección, como la EPOC (enfermedad pulmonar obstructiva crónica) o el tromboembolismo pulmonar. También puede aparecer como efecto secundario de algún tipo de medicamento.
 
El diagnóstico de la enfermedad es fundamental, para aplicar los tratamientos que, aunque no logran la curación definitiva, sí logran mejorar la calidad de vida y controlar los síntomas.
 
Para hacer visible esta patología, la Asociación Nacional de Hipertensión Pulmonar le ha querido poner voz, con los propios pacientes como protagonistas, a través del vídeo que forma parte de la campaña Palabras Azules.

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