El doctor Mario Alonso Puig ya tiene una nueva obra en el mercado que se ha convertido en un éxito, se trata de ‘El camino del despertar’
Muchas veces no somos conscientes de la importancia que tiene la salud mental, no solamente para nuestra actitud de cara a la vida, sino también para nuestro organismo . Poco a poco la sociedad se está dando cuenta la importancia que tiene en nuestro día a día tener una buena salud mental y esto se está consiguiendo gracias a la dedicación y a la profesionalidad de doctores como el doctor Mario Alonso Puig que ha sacado una nueva obra al mercado, El camino del despertar. Echamos un rato con agradable con un persona que trasmite confianza en cada palabra que pronuncia, porque con la palabra también se puede curar.
-Hay una cuestión que no tenemos muy asimilada, y es la importancia que es tener una buena salud mental para tener salud en general.
-La conexión entre la mente y el cuerpo es una conexión muy estrecha, todos los procesos mentales cuando van conectados con temas afectivos, tienen una repercusión inmediata en el cuerpo y a su vez la salud de nuestro cuerpo, especialmente la salud de nuestro aparato digestivo, tiene una repercusión directa en el funcionamiento del cerebro.
-¿Cómo tiene que ser el camino para despertar?
-Primero tiene que partir con una insatisfacción inspiradora. La persona tiene que darse cuenta que hay algo en su vida que podría estar mejor y emprende una búsqueda. El camino del despertar es un mapa para orientar a los lectores a cómo buscar, dónde está eso que buscan. Este libro lo que quiere es conectar con esas cuerdas profundas que tenemos en nuestro interior para que se pongan a vibrar y cuando oímos su música descubrimos que en todas las dimensiones de nuestra vida podríamos vivir con más ilusión y más confianza.
Mario Alonso Puig ya tiene su nueva obra en el mercado
-Ahora a la salud mental sí se le presta mucho más atención.
-Afortunadamente ha cambiado o digamos que está cambiando. Tenemos que tener cuidado con la cantidad de basuras que generamos en nuestra mente o que absorbemos del exterior. La salud mental es algo que hay que cuidar cada día y que las personas que sienten que necesitan la ayuda de profesionales no tienen que sentir vergüenza, que nadie piense que porque tenga esa necesidad es una persona de menos fortaleza o de menos valor. Es una especie de lacra que arrastramos desde hace siglos y que tenemos una sensación de que todos tenemos que ser perfectamente equilibrados en todos los momentos. Es fundamental cuidar la salud mental, porque las cifras de deterioro de la salud mental son abrumadoras.
-Cuánto merman los traumas del pasado para impedir no ser la persona que queremos ser.
-Merman mucho y su nivel es muy difícil de medir. Cuando se agita ese contenido pasado, la persona pierde eficiencia en su forma de procesar la realidad, no es una persona amable, cordial, porque tiende a aislarse y a ser más agresiva y tristona. Lo importante es saber que nuestro pasado no determina nuestro futuro. Ahora bien, tenemos que saber entender nuestras heridas y que todos nosotros somos mucho más que nuestras heridas.
-¿Cómo será ese primer paso?
-Ese paso se da cuando uno se da cuenta de que darlo es importante y urgente porque si uno no se da cuenta de la importancia de ese paso y no se da cuenta de que ese paso es urgente siempre lo va a posponer. Cada uno tiene que saber en qué momento un cambio en su vida es importante.
-El ritmo de la sociedad parece que siempre nos conduce por un mismo camino.
-Porque yo creo que muchas veces cuando alguien dice que tiene una ilusión son muchas las personas que enseguida la empiezan a criticar. Nuestra sociedad, cuando vemos a una persona ilusionada, muchas veces por no reconocer el poder transformador que tiene la motivación, de entrada la descartamos y lo hacemos con nosotros mismos también.
-El miedo al qué dirán también es un fuerte inconveniente.
-En España lamentablemente el sentido brutal del ridículo es grande, del qué dirán. La primera vez que fui a Nueva York, recuerda una señora con el pelo verde y banderas en él, y lo que me ha llamado la atención es que nadie la miraba e iba tranquila. Si esta mujer estuviera en España estaríamos todos con el dedo señalando. Este sentido del qué dirán puede ser muy limitante. Un pueblo tan extraordinario como el español tiene que corregir un par de cositas para andar bien, para no tener esa chinita en el pie.
