Los ‘rapidines’ pueden llegar a ser muy excitantes, pero solo en momentos puntuales, porque las parejas que lo han probado saben que no hay nada como sexo lento, mirándose cara a cara, deleitándose en cada una de las sensaciones que se experimentan al hacer el amor. Se llama slow sex, y te contamos qué es y como hacerlo.
Slow sex: lento es mejor
El sexo sistemático de las películas porno es mejor dejarlo para la ficción, porque en realidad a la mayoría de las parejas no les funciona tanto como muchas veces queremos creer. Y es que la felicidad en el sexo no pasa por posturas acrobáticas o ritmos desenfrenados, sino todo lo contrario. Los que practican slow sex lo saben, porque aprender a conectar profundamente durante el acto sexual puede llegar a ser excitante, extremadamente placentero y una experiencia llena de sensaciones nuevas y orgásmicas más que recomendable.
Lento es mucho mejor, es lo que pregona el término ‘slow sex’, tomado del libro ‘Slow Sex, el arte y la artesanía del orgasmo femenino’ de la estadounidense Nicole Daenone. Un concepto a medio camino entre el sexo tántrico de la tradición oriental, la meditación y el conocimiento occidental que tenemos del sexo.
“Mi deseo es que la visión del sexo como recreativo sea reemplazado por la perspectiva de que se puede usar para la evolución personal y colectiva”, dice Daenone en su libro, a propósito de una de las prácticas de slow sex que más se están popularizando en los últimos tiempos, la meditación orgásmica.
Lento, pausado, saboreando cada caricia, cada mordisco, cada aliento en el cuerpo de tu amante. Se trata de hacer del sexo un acto ritual, donde cada momento importa igual que el anterior. Donde el orgasmo no es el último fin, sino una consecuencia de un sexo profundo, íntimo, placentero y excitante.
Un sexo relajado, en el que dejar a un lado las tensiones del día día y donde disfrutar de tu pareja y de tu sexualidad como si el tiempo se parara y nada más en el mundo existiera, excepto esos dos cuerpos que se miran desnudos uno al otro, sin complejos, sin miedos, con la valentía que supone aprender a dejarse llevar y ser consciente de tu propio placer.
Cómo hacer slow sex
No existe una sola norma o reglas que indiquen cómo hacer slow sex, porque precisamente la gracia del slow sex es que no sea mecanizado, que la creatividad y la originalidad de cada pareja tenga en el momento del sexo su punto más álgido de expansión.
Sin embargo, hay algunas pautas o recomendaciones que pueden ayudar a entrar en calor a la hora de prepararse para un sexo lento y sumamente experiencial.
Calentar el ambiente
El hecho de pensar en que se tendrá sexo (¡y ese sexo!) es fundamental para que una pareja vaya predispuesta a pasar una noche de largas horas de placer. Leer a tu pareja unos fragmentos de un libro erótico, ver una película erótica o incluso una escena erótica, o mandar un mensaje sexual a tu pareja durante el día para que comience a imaginar una noche de pasión, son pequeños trucos que pueden ayudar a mejorar la experiencia sexual, mucho más si se desea una experiencia de slow sex.
Deleitarse en la excitación
No solo la excitación previa es importante si se desea tener un sexo lento, sino también tener la capacidad de deleitarse durante el acto del sexo. Los juegos preliminares también son parte del acto sexual, disfrutarlos, sentirlos, hacerlos con cuidado y delicadeza, es parte fundamental de un sexo lento y pausado.
Hacerlo supone entender que dejarse llevar a la primera excitación no conducirá a una experiencia sensorial plena. Frenar, cambiar de postura, dejar de penetrar un rato, olvidarse de los ritmos rápidos o sistematizados… Mirarse a los ojos, al cuerpo de tu pareja… En definitiva, permitir el máximo disfrute de cada una de las acciones del sexo, poco a poco, a ritmo lento, a fuego lento.
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